La madurez del Matatán
Lo conocí hace diez años, por allá en 2012, cuando apenas tenía 20 años. Quería comerse el mundo. Un chamo excesivamente temperamental que había debutado con Caracas y ya tenía goles en la máxima categoría. Hablo de Anthony Uribe. Atlético Venezuela, que había vuelto a Primera con un proyecto muy serio comandado por José Hernández, lo tomó prestado para que...