Los que hemos dedicado buena parte de nuestra vida al fútbol venezolano, desde nuestra profesión, labor o afición, hemos sufrido una enormidad. Es como estar enamorado de la persona equivocada, esa que te hace pasar momentos de mucho dolor, que golpea el alma, pero de la que no puedes desenamorarte porque existe un sentimiento inexplicable, del que uno no se puede desprender.
Hay un quiebre histórico en esa relación. Desde que Richard Páez y sus muchachos nos pusieron a soñar, nos vimos todos obligados a corresponderle: dirigentes, futbolistas, técnicos, prensa. La mediocridad y los derroteros estaban dando paso al éxito y era un deber moral y obligatorio ajustarse a la exigencia de ser competitivos y todo lo que eso implica.
El Estado, amparado en el éxito futbolístico de la selección, se la jugó con la organización de la Copa América de 2007. Hermosos escenarios refaccionados o construidos, bajo el amparo de la bonanza petrolera, prepararon el terreno para que hubiera un teatro de nivel para la puesta en escena de un buen espectáculo futbolístico.
La televisión, el medio de comunicación que proyecta históricamente los progresos, ya se estaba ajustando. RCTV valoraba el producto y entendía que ése crecimiento debía ser acompañado por la dignificación de la labor comunicacional desde la cabina. Un staff de narradores y comentaristas encabezado por Jesús Eduardo Acosta, Francisco Blavia y Alberto Camardiel profesionalizaron la labor. Lo pintoresco daba lugar ahora a la seriedad del relato y el análisis, herencia pura del maestro Pedro Zárraga y los destacados Humberto Bejarano, Sergio Biferi y Gerardo Riccardi.
En ese marco surgía también la primera televisora deportiva del país. Meridiano TV irrumpía con muchísimo nivel en las transmisiones del fútbol nacional, con personal detrás de los micrófonos que respetaron siempre la preponderancia del espectáculo por encima de todo. Juan Andrés Daza, Leopoldo Salazar, Graciano Cruz, Álex Candal, Richard Méndez, Enzo Villano, Álex Stermberg y José Manuel Vieira elevaron el listón para todo aquel aspirara a sentarse a narrar o comentar. Conocer el fútbol nacional, sus futbolistas, sus técnicos, su historia. Respeto por el fútbol, por el televidente, por el espectáculo.
Estas dos empresas, RCTV y Meridiano TV, dictaron escuela para las nuevas generaciones de narradores y comentaristas. Así se fueron alistando profesionales del periodismo y otros surgidos de la radio y sus circuitos cuya característica en común era el gusto por el fútbol de aquí. Humberto Turinese, Carlos Mauricio Ramírez, Erasmo Provenza y María Alexandra Bastidas fueron alumnos aventajados que se ganaron una oportunidad porque realmente tenían el talento y los conocimientos necesarios para estar a la altura del producto.
En pleno boom de la Copa América, Sport Plus recogió las cenizas de la censurada y cerrada RCTV y se lanzó como la competencia de Meridiano TV como televisora deportiva, con la limitante que únicamente fue disponible para los suscriptores de la cablera InterCable. Fueron los primeros en pagar a la FVF por los derechos de transmisión del fútbol local y la selección nacional.
Sport Plus acogió el talento de RCTV, pero dio la oportunidad a una nueva camada que le dio el valor y relevancia al fútbol local como merecía la intención de ampliar la Primera División a 18 equipos. Max Cordaro, Jesús López, Ignacio Benedetti, Federico Rojas, Frederick Oldemburg, Michelle Giannone y mi persona, teníamos como premisa darle al producto la misma calidad de cualquier fútbol extranjero que se veía por TV desde nuestros roles en la transmisión. Tomás Muñoz, Giancarlo Figliulo y Josías Castro siguieron el camino en el primer canal que se atrevió a emitir un programa de análisis y debate exclusivo de fútbol nacional: Fútbol Al Día.
Luego el experimento de Meridiano Max que dio paso a DIRECTV Sports, otra nueva televisora deportiva que apostó con fervor al fútbol nacional, encabezado el staff por los maestros Daniel Chapela y Jaime Ricardo Gómez. Octavio Sasso, Fernando Petrocelli, Milena Gimón, Bruno Gómez, Walter Reinaldo Roque y luego Alfredo Coronís y Hernán Rodríguez siguieron la línea: hacer del fútbol nacional un producto respetado.
TeleAragua y TLT después, sin romper la línea y primando como producto el FutVE, organizado ahora en una Liga de propietarios. La experiencia de Edgardo Márquez sumado a la juventud de una nueva camada de periodistas cuyo rasgo en común era la pasión por el fútbol nacional. Marwill Sánchez, Mario Escobar, Darcys Lucena, María Fernanda Lucena, Lenín Caraballo, Miguel Santana y Juan Sifontes, encabezaron un novel grupo que encontró también en una legión de preparados comunicadores del interior del país ese amor y respeto por el fútbol venezolano. Extinta, sepultada: así quedaba la mediocridad desde el micrófono.
Las escuelas de hoy en día son de distintos matices: vieja guardia radial, vieja guardia televisiva, cadenas internacionales de televisión deportiva. Lo único que no revela diferencias entre todos quienes trabajamos por esto es el amor y respeto que tenemos por nuestro fútbol. Así como futbolistas y técnicos han trascendido fronteras, narradores y comentaristas han salido a otros países por su gran talento, incluso algunos que no pasaron por TV, pero sí por radio como Sergio Ruiz, Daniel Nohra o Pedro Bozo.
Usted se habrá cansado de leer aquí las palabras “respeto”, “pasión”, “amor”. No me importa que redunden. Me importa que eso se conserve, porque mire lo que costó para lograrlo por el fútbol nacional. Sirva esta columna también como homenaje a todos aquellos que desde su oficio le dieron el valor que merece y a quienes tuvieron el valor de darles a todos una oportunidad en pantalla.
Señor usted deja de lado nada menos que a Juan Carlos Rutilo que creo una estructura de produccion para dar todos los goles en Meridiano