
El fútbol es hermoso. Genera pasiones, alegrías, nos da un placer inigualable que quizá otra cosa de la vida no es posible que nos brinde. Sin embargo, su intríngulis, su andamiaje, a veces muestra episodios que no quisiéramos creer que existen en el mundo del balón.
Pasa con la actualidad de Yeferson Soteldo en el Santos. Desde hace un par de días suena fuerte que el poderoso Al – Hilal de Arabia Saudita ha ofrecido 5 millones de Euros por el venezolano, en su intención de alcanzar el título de la Champions League asiática, competición en la que es uno de los favoritos. Giovinco, Cuéllar y el peruano André Carrillo son algunos nombres de los que se ha hecho el club que dirige el rumano Lucescu para lograr el título, el cuarto en su historia, para quedar así como el club que más campeonatos tiene en ese continente.
Es un poderoso de la zona. Manda firme en su país (16 torneos ligueros) y tiene una estructura de primer mundo, aunque realmente no sea de esa estratósfera futbolística. Es ése el asunto que impide que Soteldo esté de acuerdo con lo que Santos quiere hacer con él. El club paulista está en la bancarrota (aún debe un dinero importante a Huachipato por el traspaso del venezolano, por ejemplo) y necesita hacer caja inmediata para poder sobrevivir. Por eso no ve con malos ojos que esa plata ingrese, aunque el club árabe quiera aprovechar el río revuelto de la necesidad del Santos y ofrecer menos de lo que estaría tasado en el mercado el ex jugador del Zamora.
El difícil camino de Yeferson Soteldo
Y así es el negocio del fútbol, lamentablemente. Soteldo ha tenido que remar el doble que cualquier futbolista talentoso del continente para llegar a donde está. Primero, el pasaporte venezolano (aunque algunos aseguren que es una excusa, al futbolista criollo aún no se le valora por su nacionalidad como otro del mismo talante nacido en Uruguay o Argentina) ha sido un hándicap que su derroche de calidad se ha encargado de derribar para ir progresando escalón por escalón en el fútbol suramericano.
Y así ha sido: Soteldo no dejó Zamora para irse directo a Santos, más allá que su nivel ha estado intacto desde que salió de La Carolina. Le tocó ir a un modesto de Chile como Huachipato, luego irse cedido a uno más tradicional y pesado como la Universidad de Chile hasta lograr que un grande de Brasil como el Santos apostara por él y comprara su ficha. Nada de saltar dos escalones de un golpe: la escalera la sube escalón por escalón. Además, su físico siempre ha sido un tema de debate que lo cree incapaz de poder dar el salto a Europa, aspecto éste que cada vez que puede, ofrece en su carta de presentación para mostrarse como un futbolista capaz de arribar y destacar en cualquier liga del mundo.
Por eso es comprensible que Soteldo, quien siempre se ha mostrado claro en su objetivo profesional de jugar en un grande de Europa, no vea con buenos ojos que su club expíe sus deudas haciendo caja con él. A Santos, dueño de su ficha, no le importa los sueños del venezolano: necesita vender, y como no apareció nadie en el viejo continente en el período de pases que apostara por él, prefiere no dejar escapar la oportunidad de emerger de su inundación vendiéndolo.
Son muchos los casos de futbolistas que han ido al fútbol asiático y luego han dado el salto a Europa, pero no es común que uno de 23 años, en pleno ascenso de su carrera, tenga que hacer ese “break” para luego irse a España, Italia o Inglaterra. Porque por más plata que pongan los árabes en adquirir fichas o pagar salarios, siempre el nivel de su liga comprometerá las evaluaciones de las cualidades de cada futbolista que de ahí pretenda dar un salto hacia una liga importante en el mundo. La mercancía ahí no se revaloriza, al contrario: pierde valor, más allá de la plata por medio que pueda haber para un futbolista que llegará al mundo de los petrodólares, de los Bugattis, de los Rólex y de la vida suntuosa.
El entorno de Soteldo ha dejado ver que él no ve con agrado ésta inminente negociación de su ficha y será su visto bueno el que termine de ayudar a cerrar esta compra, algo que atentaría contra el sueño ascendente que tiene el muchacho. El fútbol es así: capaz de regalarte historias soñadas, de cuento, de ilusiones y otras como estas, donde pueden más las necesidades mercantiles de la empresa que lo que un empleado se plantee en su profesión.
A Soteldo le sigo tocando remar, pero ahora el triple.