domingo, diciembre 10, 2023
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Teoría del fútbol: Pistas de Pékerman

José Néstor Pékerman y su cuerpo técnico. Foto FVF
José Néstor Pékerman y su cuerpo técnico. Foto FVF
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La modernidad mal entendida ha traído como consecuencia que en el fútbol se debata más sobre esquemas posicionales que acerca de la reorganización espacial de un equipo durante un partido. Para comprender mejor este deporte hay que partir de una base: este es un juego dinámico, de oposición-cooperación, con dos elementos fijos que son las porterías y uno móvil, el balón. Es por ello que la disposición geográfica de los jugadores cambia constantemente durante los noventa minutos.

Los esquemas posicionales son una referencia inicial a la que el jugador recurre en determinadas circunstancias, sin que estos sean armaduras rígidas que impidan o menoscaben la necesaria comprensión y adaptación del futbolista a todo aquello que acontece en el partido. Referirse constantemente a los esquemas es ignorar la sucesión de eventos que se producen durante un partido de fútbol.

Por otra parte, reorganización es el proceso a través del cual se modifican las estructuras de organización.

Ambos conceptos -esquemas y reorganización- conviven en este deporte debido a su carácter dinámico: los futbolistas se mueven y la pelota se mueve, por ende, los espacios útiles -concepto desarrollado por el entrenador español Xabier Azkargorta– aparecen y desaparecen.

Partiendo de estas dos nociones se puede concluir entonces que un esquema posicional es una referencia y que la reorganización continuada de un equipo se produce dada la necesaria adecuación de ese equipo a los distintos aconteceres de un partido.

José Néstor Pékerman. Foto: FVF
José Néstor Pékerman. Foto: FVF

José Pékerman y su staff están inmersos en un proceso, un concepto que en el fútbol no se quiere comprender. Este tipo de dinámicas son inciertas (se sabe cuándo comienzan pero no cómo se desarrollan ni cuál será su final) y no responden exclusivamente a las voluntades de aquellos que los protagonizan. La inestabilidad propia de la incertidumbre sirve de calvo de cultivo para verdades incompletas que únicamente responden a la necesidad de algunos de aparentar una sabiduría que no es tal. Los dos partidos preparatorios ante las selecciones nacionales de Malta y Arabia Saudita son el claro ejemplo de lo que éstas líneas invitan a reflexionar.

En ambos duelos, el entrenador argentino dispuso que la selección venezolana empleara el esquema de tres defensores centrales y dos “carrileros”. Casi de manera inmediata el debate se centró en la idoneidad de esa disposición espacial inicial y no en las razones que sustentaban esa determinación, cayendo en el viejo y dañino lugar común que invita a creer que las victorias o las derrotas son producto de esos esquemas.

La alineación de tres defensores centrales, acompañados por dos mediocampistas centrales y un mediocampista con la tarea de hacer recorridos “área a área” y desmarques de ruptura, tiene una clara pretensión: corregir los problemas de la selección en su reorganización tras pérdida del balón.

La Vinotinto. Foto: FVF
La Vinotinto. Foto: FVF

El camino más corto hacia el gol es por el centro del campo, por lo que el planteamiento del seleccionador Pékerman, tal como lo hicieran muchos de sus colegas en la anterior Copa del Mundo Rusia 2018, respondería a una intención de reconducir los avances rivales hacia las bandas, alejándolos del arco criollo, medida que daría unos segundos más a los suyos para reorganizarse en zonas centrales.

Sin embargo, no son los esquemas sino los futbolistas y su interpretación del partido lo que definirá la viabilidad de esta o cualquier otra propuesta. No se olvide nunca que este es un juego de seres humanos, de hombres que ejercen de futbolistas, por ende, es una actividad sometida a cambios constantes y en gran medida inciertos.

Considérese un breve ejemplo sustentado en los duelos recientemente jugados.

Ante la intención de fortalecer la reorganización del equipo en zonas centrales, los jugadores que ocupen los carriles cobran una gran relevancia. Su rol no se limita al recorrido de las bandas; deben desarrollar herramientas que optimicen su rendimiento en función de cada circunstancia del partido, es decir, adaptarse plenamente al juego con y sin pelota.

En el caso de Yohan Cumana, el defensor del Deportivo La Guaira recorrió su banda e incluso se posicionó cercano a Yeferson Soteldo. No obstante, es probable que Pékerman pruebe con otros futbolistas que, en construcción de juego, optimicen aún más la sociedad con el mediocampista, para lograr así que los avances criollos por esa zona no sean previsibles y en ellos nazcan interacciones que aumenten las probabilidades de superar al rival en esa zona de peligro.

También puede darse el caso de que el entrenador argentino ensaye por la banda derecha con algún futbolista de condiciones diferentes a las de Jhon Murillo, favoreciendo así determinados comportamientos defensivos.

El once de Venezuela contra Malta
El once de Venezuela contra Malta

Puede concluirse entonces que de producirse las modificaciones descritas, el esquema inicial se mantendría, pero variarían sustancialmente las formas en las que el equipo se reorganizará ante los aconteceres del partido, dadas las características de los futbolistas alineados.

El camino que recorren Pékerman y su cuerpo técnico es aquel de la experimentación. Comparten el anhelo mundialista del público aunque no las prisas naturales de quienes no protagonizan el proceso. Es por ello que en esta etapa embrionaria de su trayecto como seleccionador nacional nadie esté capacitado para sacar conclusiones; es momento atender a las pistas que van apareciendo en el camino sin olvidar que esto es fútbol: todo puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos.

 

Te invitamos a escuchar el podcast de Ignacio Benedetti, Mi fútbol venezolano, disponible en los siguientes links para Ivoox y Spreaker. 

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