
El 2020 no fue para nada bueno con una generación, 2001-2002, que tenía talento prometedor y que de no ser por los clubes, hubiese quedado en el ostracismo.
Esa generación de juveniles enfrentó dos pandemias severas: la del Covid-19, que afectó a toda la humanidad y la del caos federativo, que atacó al fútbol criollo.
No vale la pena repasar lo que ocurrió: fallecimiento y detención del presidente que comenzó en los primeros meses de 2020, Jesús Berardinelli, intervención de FIFA, falta de recursos… Sí la absoluta sufrió, imagínense aguas abajo.
La selección sub-20 es muy especial para el venezolano: en 2009 fue la primera selección en clasificar a un Mundial de la FIFA y en 2017, esa generación llegó a ser sub-campeona del mundo.
Se mira con atención lo que hace. En pocos países de la región se mira con tanto interés quienes pudieran las nuevas figuras de la Vinotinto.
Por eso, se percibió en redes sociales, durante todo el 2020 un amargo sabor por la situación de la Vinotinto Sub-20.
Mientras se veían figuras brillar, como Anderson Contreras o Edson Rivas en competiciones internacionales, el torneo no terminaba de arrancar y ni se asomaba la cabeza de algún módulo.
José Hernández, fue estoico durante todo el 2020. Sin cobrar y tratando de llevar la cosa de forma remota, intentó, sin recursos, acercarse a las otras selecciones del continente que en el segundo semestre del año, se desperezaron y empezaron a trabajar.
Ahí, empezaron las comparativas: “¿Por qué Colombia hace esto y nosotros no?”, “Bolivia tiene este plan y nosotros nada”, “Argentina ya está trabajando”.

En varias entrevistas a Hernández en este portal explicaba, con preocupación, que no le llegaban recursos, que no le daban fechas y certezas para trabajar. Al punto, que tuvo que hablar claro y decir que en menos de 40 días, no iba a hacer un proceso, sino una selección de jugadores. Algo bien distinto al deber ser de la categoría.
De repente, y con mucha información turbia alrededor, la FVF o la junta interventora, anuncia a un nuevo DT. Martín Carrillo, joven estratega, con reputación ganada a pulso en Zamora y Trujillanos.
La designación, al margen del estratega y su equipo, que son muy respetados en el país, cayó muy mal en la afición, quienes fueron testigos del estoicismo de Hernández para poder tener un buen proceso de selecciones.
Como una burla del destino, a los pocos días la FIFA suspende los mundiales juveniles de 2021. Las eliminatorias en distintas regiones, por el Covid-19, no se podrán terminar el pool de clasificados para las distintas justas. Las otras categorías ponen sus bardas en remojo.
El Día de los Inocentes la Conmebol ratificó la noticia, para nada graciosa: Sudamérica no tendrá clasificatorio a los Mundiales juveniles, pero en el segundo semestre jugarán un torneo para “no perder la competitividad”.

Si bien las siete primeras ediciones del “Juventud de América” fueron sin cupo a Mundial, estos muchachos vieron a selecciones criollas que fueron a mundiales o que pelearon con todo para lograr el ansiado cupo. No, no será lo mismo.
Aparte, que los tiempos han cambiado: los clubes, cada vez más mandones, no verán con buenos ojos liberar a un jugador para un torneo que aunque oficial, roza el carácter de exhibición.
Con todo este daño hecho, ojalá a Carrillo se le respete su plan de trabajo. Que ayude a desarrollar una generación interesante y que, lamentablemente, le ha tocado bailar con una muy fea. Aunque se venían resquebrajando los sueños de una generación, aún pueden dar mucho de sí en otras instancias.