Salomón y el Olímpico: nada como el hogar para salir de una mala racha

Se ha hecho pública una estadística que para nada favorece a Salomón Rondón: Nueve partidos oficiales (entre Eliminatorias y Copa América) lleva sin marcar gol para la Vinotinto, una sequía de 820 minutos.
Si creen en rachas, el máximo goleador histórico de la Vinotinto (30 goles) anotó su última diana precisamente, ante Chile, rival del martes de la Vinotinto.
Pero hay otro dato más contundente aún y que pudiera voltear la papeleta: el Olímpico de la UCV es una suerte de talismán para él y cada vez que juega ahí, anota goles. Anotó con Málaga, contra Caracas, cuando vino de visita en una gira y también sacudió las redes cuando se realizaron amistosos contra Bolivia y Trinidad y Tobago. Marcó en cada uno, con tres goles en total. Y antes de ser famoso y consagrado, le marcó al Deportivo Italia con el Aragua.
Son cinco goles en cuatro visitas al coso de Los Chaguaramos. No ha perdido su cita con las redes ni una sola vez en la UCV. Y vaya que Venezuela necesita que siga con esta racha.
Salomón Rondón, inspirado por el Ávila
Pero ¿de dónde nace esta inspiración con las redes en el propio Olímpico? Rondón, luego de marcar tres goles en el estadio más antiguo de primera división, respondió: “Es que esta es mi casa, mi ciudad. Me siento feliz aquí, mi familia puede venir a verme y me motiva”.
Sin embargo, aparte de esto, hay una historia de amor y dolor que le impulsa a Salomón a batir redes en Los Chaguaramos.
Rondón, es conocida su historia, es un chamo de Catia con virtudes naturales para jugar al fútbol. Jugó en el Calasanz, prestigiosa escuela que también dio piso a estrellas del oeste de Caracas como Alexander González o “Lobo” Guerra, solo por mencionar a algunos.
Rondón quería jugar con Caracas FC. Ese equipo que se convirtió en un dictador en el principio del siglo XXI y que tenía a más de media selección en sus filas. De hecho, es un hincha confeso del Rojo, hasta hoy.

Sin embargo, nunca llegó al equipo. Fue rechazado en el camino y llegó a oídos del Aragua que un portentoso delantero estaba libre. Su familia aceptó manejar ida y vuelta a Maracay, una ciudad que está a hora y media de Caracas solo para perseguir el sueño de futbolista del chamo. Y vaya que lo logró con creces.
Se juró no perdonar al Caracas. En su primer encuentro, un 2-2 en Maracay en 2006 le marcó una diana. Al año siguiente, en otro careo en el Hermanos Ghersi, le anotó dupleta en otro 2-2.
Quizá el más doloroso para los colorados fue en la Copa Venezuela de 2007: en cuartos de final, venían de empatar 1-1 en Maracay. En la vuelta, en el Brígido Iriarte, los “mató” con un gol al 90+3 eliminándolos 0-1.
Cuentan dentro del entorno de Salomón, que siempre quiso marcarle a Caracas en el Olímpico, esa cancha de siempre y que estaban remodelándola para la Copa América 2007. Por cosas del destino, con Aragua no pudo enfrentarlos ahí. Pero sí marcó gol contra Deportivo Italia, en una derrota 2-1. Fue su primera diana en el coso de Los Chaguaramos y su despedida, por los momentos.
La visita con el Málaga
La “venganza” tardaría unos años. Salomón Rondón regresó al Olímpico en julio de 2012 y con el brilló que traía del Málaga, se pavoneó contra quien pudo ser su club. Tempranito, al 14, marcó de nuevo al Caracas y cumplió la meta de marcarle en su nueva casa, el Olímpico. Sin saber, ya estaba hilando una racha. Ese encuentro con su Málaga quedó 2-2 en un bonito espectáculo que colmó las gradas del estadio universitario.
Unos pocos años después, en una pausa invernal en Rusia, eligió Cocodrilos para entrenar. Ni corto ni perezoso se colocó la ropa de entrenamiento de Caracas. Se le veía sonriente. Los futuros cracks se tomaron fotos con él. Uno de ellos fue Anderson Contreras, hoy su compañero en la selección. “Me gustaría retirarme en el Caracas”, contó en esas sesiones.

Pasaron siete años para el reencuentro de “Salo” con el Olímpico. En el retorno de la Vinotinto a su primera casa, en 2019, se lució con dos goles ante Bolivia, en el triunfo sobre la selección de César Farías, 4-2 en octubre del año pasado. A los pocos días, contra Trinidad y Tobago, marcó otro gol en el triunfo 2-0.
“Caracas es mi casa, es muy especial para mí”, dijo. Nada como estar en el hogar para sacudirse un mal momento. Venezuela lo agradecería.