
“Es complicado” dicen los norteamericanos para describirse en cierta situación sentimental con alguien. Ese tipo de relaciones en las que no sabes qué terreno estás pisando, si hay compromiso, si no lo hay, si salen, si hay fidelidad o no, si se tiene algo formal o no. El que está en esa situación no sabe cómo calificar su estatus. Algo pasa actualmente con nuestro fútbol. Nuestra relación con él “es complicada”.
Somos muchos los que sentimos un amor real, un cariño especial, un vínculo inquebrantable con nuestro querido fútbol. Como dice el adagio rockero, “el rock no tiene la culpa”, en el caso actual de nuestro fútbol, “el fútbol no tiene la culpa”. Nuestro campeonato nacional y sus instituciones, creadas la mayoría hace ya mucho tiempo, no tienen la culpa que la situación actual por la atraviesa sea tan mal manejada y tan vilipendiada.
Lo he manifestado hace días y lo mantengo: soy de los que está de acuerdo que nuestro campeonato se reactive siempre que existan las condiciones higiénicas necesarias para garantizar la salud de todos los que están involucrados en la actividad. Al fútbol lo necesitamos todos los que hacemos vida en él, pero no podemos pisotear decisiones emanadas del gobierno central en cuanto a las medidas de control de la pandemia. Sea usted opositor u oficialista, existen medidas sanitarias emanadas del Gobierno central que se deben cumplir y nada puede estar por encima de la salud de la persona.
Hace un par de semanas, las medidas de flexibilización obedecían a un aparente control de la pandemia y el deporte, el fútbol, se benefició como actividad autorizada en su práctica. Legítimamente, algunos equipos llamaron a entrenamientos (excepto algunos como el Zulia por la situación particular del virus en ese estado y otros que se desconocen las razones por las que no iniciaron los trabajos) pero había un condicionante nada claro: no había una fecha de inicio de la competencia ni un esquema de campeonato acordado por Liga y FVF.
La propuesta emanó de los clubes con el aval de MinDeporte (claramente en representación del gobierno central y no de la FVF a pesar de ser el Ministro Pedro Infante parte del Consejo Directivo del ente rector del fútbol) como contrapropuesta a una ya presentada por la FVF. Se hicieron anuncios en redes acerca de cómo sería el campeonato, en dónde y con fechas tentativas, pero no aparecía la FVF por ningún lado, guste o no, el ente que aún controla los torneos y competencias de clubes federados.
Comunicado Oficial FVF: EL OBJETIVO COMÚN, EL REGRESO DEL FÚBOL | #PrevencionEsSalud | #CuidémonosTodos | #FVF | https://t.co/Q7JjruIbOT pic.twitter.com/bKnKH3K6rg
— FVF (@FVF_Oficial) July 10, 2020
A partir de ahí, historia de terror, que evidencia un duelo de poderes: comunicados que van y vienen, periodistas que divulgan información judicial acusadora de las partes, ilegitimización de la Liga, carta amenazante de la FIFA… hasta que los clubes involucrados en la Liga decidieron dar marcha atrás en su propuesta y dejar todo en manos de la FVF, reacción que invita a pensar que estamos más lejos de lo que pensábamos de la reanudación del fútbol y no precisamente por el incremento de casos de contagio en el país.
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— Liga FUTVE (@LigaFUTVE) July 9, 2020
Se estancó el tema. Se ha llegado a un punto neutro y la esperanza radica solamente en la voluntad que las partes puedan tener para que se reactive el fútbol bajo un marco de legalidad y debido cuidado sanitario. ¿Podrían dejarse las pugnas de autoridad, el yoísmo? Difícil cuando las cosas han sido tratadas hasta ahora por el triunfo del “más arrecho”. No obstante, las esperanzas no las pierdo porque hay un producto que está siendo vapuleado y hay bolsillos golpeados. Al menos por eso, por esa visión tan mercantilista de la realidad, deberían llegar a acuerdos sensatos.
Y en ese escenario, ¿qué se puede opinar? Cualquier opinión es condenada, todo lo que digas será usado en tu contra, por uno o por otro y por quienes se han metido en ese juego de poderes con algún interés, un juego trancado en el que la perjudicada es la actividad y todo lo que funciona alrededor de ella.
Como dijera mi buen amigo y colega, el gran narrador Edgardo Márquez: “En Venezuela está prohibido hablar de fútbol”. ¡Cuánta verdad!