viernes, junio 9, 2023
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La Vinotinto y el ensayo al vacío

La Vinotinto
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Analizar sobre bases inciertas es lo peor que existe. La incertidumbre, la poca claridad, la opacidad de las etapas de transición, solo sirven para dejar algunos destellos, bien de lo que era el pasado, y quizás de algunas cosas rescatables para el futuro.

Venezuela es un país en eterna transición. Antes, en la mal llamada “Cuarta República”, eran comunes las estructuras provisionales en las ciudades, que se hacían eternas. Así, el elevado de Los Ruices en Caracas, que debía durar un par de años mientras se construía la línea 1 del Metro a finales de los 70’s, se convirtió en permanente y aun hoy sigue ahí, erguido como un amasijo de hierros y aluminios, que se supone no debía durar más de su tiempo de vida útil. Y allí sigue.

La escena se repite, por ejemplo, en la Avenida Urdaneta, en pleno oeste de la capital, en el elevado de La Candelaria, a pocas cuadras del palacio de Miraflores.

Estas estructuras se levantaron también por distintos motivos en Maracay, Valencia, Maracaibo, y así. En el país de lo provisional, donde además la sensación de falta de permanencia se acrecentó en los últimos 20 años; la FVF y la Vinotinto sintieron el rigor de la realidad. Cómo se vive, se mueven las estructuras, dicen.

 

Un pollo vinotinto

El interinato de Leo González era eso, un interinato. “Tres partidos, nada más”, dijo en su momento el presidente de la FVF, Jorge Giménez, quien agregó, de forma casi peyorativa ante el DT de Lara (el equipo sobre el que mandó en algún tiempo el nuevo número 1 de la Torre Mega II en Sabana Grande); minimizando de alguna forma sus capacidades, pese a ser bicampeón de Copa y haber logrado un torneo corto en Venezuela; frente a una idea fatua, un cascarón vacío.

Vendrá un DT de jerarquía internacional, que conoce la eliminatoria y el concierto internacional”, dijo Giménez, cómo si ir al mercado a comprar pollo se tratase. Tráiganme a un DT así y asao, que eso es lo que necesitamos. Resulta ser que no era tan sencillo.

Leo González
Leo González

Leo González asumió el reto con entereza. En el silencio de ir sobre una situación molesta para cualquiera. No debe ser fácil tener a tus superiores recordándote, permanentemente, que “pronto viene otro de afuera, que seguramente está más capacitado que tú”.

Su ciclo dejó algunas cosas interesantes para quien asuma. El 4-2-3-1 como sistema base, usando a la generación de 2017 como principal fuente para nutrir a la selección; la irrupción de Óscar González para el lateral izquierdo, o incluso, su suplente, Daniel Carrillo, fuera del radar de la mayoría.

También quedarán como precedentes los hechos posteriores al partido ante Brasil con Yeferson Soteldo y Josua Mejía, y serán también memorables, cómo no, las actuaciones de Edward Bello y José Andrés Martínez; el primero por lo mostrado ante Ecuador, el segundo, por su entrega y por asentarse al lado de Tomás Rincón.

 

Pekerman y lo que viene

Si en efecto es José Néstor Pekerman quien asumirá la selección a partir de enero, tendrá la ventaja de no contar con etiquetas encima, ni un halo de poca permanencia que desmotiva a todos, jugadores, aficionados y gente asociada al fútbol venezolano.

José Pekerman
José Pekerman

El argentino no será la panacea. El fútbol venezolano está plagado de fallas estructurales profundas. Pero, la sola sensación de seguridad (que durará mientras haya con qué pagarle al ex DT de Colombia, ojo, que no se olvide el bochorno del final del ciclo de José Peseiro, que aún se arrastra en el Haber (deudas) de los libros contables de la FVF), generará un aire fresco que renovará ilusiones.

Luego, el trabajo arduo, por más que el buen nombre del estratega lo preceda, deberá ser tenaz. Dentro y fuera de la cancha. Las fallas a balón parado, un vestuario maltrecho, con la autoestima lacerada y nuevamente habituado al sinsabor de la derrota, sumados al sempiterno “Venezuelan Way of Living” (“cómo vaya viniendo, vamos viendo”, o la ausencia de un plan coherente) federativo, hacen que toque ser cauteloso ante el futuro.

Es por eso que analizar sobre bases inciertas es tan difícil. Cuando no hay claridad, todo es cuesta arriba.

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