
Vender es un arte complejo. Se requiere de la conjunción de varios factores, además, para que el proceso sea exitoso. Un producto innovador, por ejemplo, un habilidoso vendedor capaz de hacer que una producción no tan buena como otras sea vista con ojos amorosos, o tal vez, la astucia de un efectivo comunicador que sea capaz de inocular una idea en la cabeza del comprador, que irá tras el bien, que no sabía que deseaba, pero que ahora necesita con ansias.
José Peseiro tiene la habilidad de comunicarse con efectividad. Es cierto, su español incipiente no es quizás el mejor, pero, logra llegar con el mensaje. Su idea es clara: “Quiero tener un equipo con dos caras. Uno que sea capaz de manejar la pelota de local, que pueda crear ocasiones ofensivamente, que aproveche los costados, pero que también sea asociativo en el medio. Pero todo esto, y esa es la otra cara, sin dejar de ser especulativo, como era con Rafa Dudamel”.
La cita textual es de una entrevista que dio a VDM Radio hace un par de días, en la que el actual seleccionador nacional reconoce que está en la tarea de enamorar. Hay cosas tangibles que son fáciles de vender. Y más cuando hay una necesidad. Un carro. Un mueble. Una casa. Pero, ¿Qué tan difícil es vender una idea? Y más complejo aún: ¿Qué tan difícil es que te compren la idea?
Los argumentos deben ser poderosos. “No podemos aspirar a ir a un Mundial, jugando a especular cada vez que seamos locales. No podemos aspirar a ganar siempre 1-0, y vivir metidos atrás. Eso desgasta. Ese proceso es complicado. Pero es lógico, en Suramérica, hay equipos contra los que tienes que jugar así, porque sabes que son superiores a ti. Brasil, Argentina, Uruguay, Colombia. Pero… ¿especular con Bolivia, con Perú, con Ecuador, con Paraguay? A esos rivales los tienes que buscar, sin menospreciarlos, desde el respeto, pero tienes que asumir el protagonismo, y acostumbrarte a eso”, expuso el estratega portugués.
Es una idea interesante. Desde luego, una de las grandes carencias de Venezuela en las eliminatorias, ha sido lo poco efectiva que se vuelve en casa. Pareciera jugar más cómoda de visita que de local. Con Rafael Dudamel, y en algún pasaje de la época de César Farías, a La Vinotinto le costaba asumir el protagonismo de los partidos.
Supongamos que esa idea tiene calado. ¿Qué tan dispuestos están los jugadores, acostumbrados a jugar de una forma, en la que además se sienten tremendamente cómodos, a cambiar? Según Peseiro, esto es innegociable.
“Hasta ahora, todos me han mostrado estar de acuerdo con esta propuesta. Quieren ir a un Mundial, y saben que toca hacer cosas de otra manera. Quieren jugar cómo contra Japón, o en los amistosos en Caracas. Y eso me agrada. Yo tengo una intención, y quiero que los futbolistas estén en sintonía con ella. Y quién no lo está, tiene todavía la potestad de decidir si sigue o no. Pero la idea es buscar un equipo más ofensivo, con jugadores de manejo, pero también con desborde por los costados. Que los volantes lleguen más al área”, destacó.
Es más, para él, la irreverencia de Yeferson Soteldo, al decir que quiere ser primero de la eliminatoria y clasificar así a Qatar, es una muestra fehaciente de su proceso de enamoramiento con el plantel. “¿Y cómo le dices tú a Soteldo que no podemos llegar primeros? Yo me conformo con ir a la repesca, pero si él confía, yo le creo. Y me gusta su actitud”, matizó.
Sin embargo, sabe que no todo son palabras. Más allá de que sus pergaminos lo hacen un vendedor más efectivo que otros (cuerpo técnico de Real Madrid, dirigir una final de Europa League, una fase grupos de Champions), tampoco son pruebas reales de que podrá lograr el cometido.
El amor sin resultados, es como una venta que no se termina de concretar. Si no se da de entrada, se pierde, y puede que no vuelva más. El gran problema de Peseiro ahora es que no tiene tiempo para pasar de la retórica a lo factible. Que le va a tocar ir sobre la marcha, a buscar ganarle a Colombia en el primer partido de eliminatorias, sin los días de trabajo de la Copa América y sin las fechas de marzo, perdidas ya por la pandemia del COVID-19.
“Nadie dijo que ir a un Mundial iba a ser sencillo. Quiero que el equipo juegue bien. Y después pensar en lo que viene. ¿Ir al Mundial es fácil? No. ¿Pelear la eliminatoria? Tampoco. Pero estoy seguro, que si estamos todos en la misma idea, podemos lograrlo ¿Fácil? No es. Pero hay que hacer lo necesario”, remató.