
“¡Madre cagazo, hermano!”: así terminaba la última nota de voz, en medio de una carcajada, que Daniel Nikolac mandó desde la habitación en la que estaba hospitalizado a un grupo de WhatsApp armado por él y Elio Quintal para reunir a todos los ex jugadores del Club Sport Marítimo.
Se reía justo de un episodio con un colega, el también gran arquero Félix Golindano, quien muy joven compartiera camerino con él en su amado Marítimo.
Tuve el honor, junto a Humberto Turinese, de acompañar a amigos y familiares del gigante Daniel Nikolac en su sepelio y ambos coincidimos en algo: el Cementerio del Este destilaba Maritimismo. Estaban “Chita” Sanvicente, Mon López, Edson Rodríguez, Héctor Rivas, Robin Cavallo, Nelson Carrero, Rafa Santana, Elio Quintal, Tony Carrasco, el señor José Luis Pereira (último presidente del rojiverde), hasta el cura que ofició la misa era el portugués capellán del Marítimo. Faltaban Franco Rizzi y Hérbert Márquez para que se congregara una convocatoria para jugar el último partido del inolvidable arquero.
Daniel Nikolac enarboló siempre la bandera del Marítimo doquiera que fue. En sus últimos días se encargó de liderar el proyecto Marítimo de Miranda, poniendo toda su mente, fuerza y ganas en recuperar al menos la esencia de lo que fue y significó para muchos el Club Sport Marítimo de Venezuela.
Adiós a Daniel Nikolac, el arquero que se plantó ante la injusticia
“Estamos a 25 minutos de Caracas y podemos ser los primeros socios del club. Llevar a nuestras familias. Ayudamos al que no tenga cómo financiarse. Elio tú serías el centro de la actividad. Nosotros giramos alrededor de ti”, decía en nota de voz ilusionado Nikolac a Elio Quintal, sobre la posibilidad de hacer de este nuevo Marítimo un verdadero club de fútbol como otrora fuera el tetracampeón rojiverde.
Ese proyecto lo materializó él. Al sepelio llegaron muchos niños desde Guatire-Guarenas vestidos de rojiverde. Lloraban. Lloraban porque se había ido el padre de todos. El gran Daniel que en cada paso que daba buscaba que los recuerdos del Marítimo quedaran intactos.
Recuerdo que yo tenía un proyecto de una entrevista con algunos personajes que fueron figuras del acorazado y él me propuso encargarse de toda la reunión de los protagonistas. “Mira Carlos, vamos a hacer la entrevista en el restaurante que ahora está donde quedaba la Quinta San Judas Tadeo en Los Chorros (antigua sede del Marítimo). Ahí nos reunimos con Mon López, ‘Chita’ y Edson y grabamos un buen programa”, me dijo.
Aristeguieta sobre Daniel Nikolac: “Prefirió no dirigir antes que traicionarse a sí mismo”
Así era Nikolac, un tipo que jamás negó una entrevista a un periodista o una foto a un aficionado. Era líder, su cabeza estaba llena de ideas, de proyectos. Siempre tenía la iniciativa de adelantar algo nuevo que fuera reivindicativo del fútbol que él tanto amaba: el suyo, el venezolano. Gracias a él, el legado del Marítimo se mantuvo imborrable y llevaba la bandera para recordar que fue el único club que todos sus rivales respetaban en su más estricto sentido. Admirado por todos, Nikolac era Marítimo.
Su apellido iba ligado con el rojo y el verde en toda su vida y cuando era jugador profesional, con él iniciaba el anuncio del once en la cancha, dando de entrada un gran golpe de autoridad y seguridad: “En el arco, Daniel Nikolac”, decía por Radio 1.300 Humberto Bejarano cada vez que saltaba al campo el gran Club Sport Marítimo de Venezuela.
Se fue rápido, Daniel. Será difícil mantener su legado como hombre, padre, esposo, formador y maritimista. Nos queda a nosotros, los fieles amantes del rojiverde, recoger su testigo para mantener arriba el listón que dejó uno de los más grandes profesionales que parió el fútbol venezolano.
¡Mayor responsabilidad nos dejaste!