
Cuando se le preguntó en su momento, y nos acompañaba en este plano terrenal, Argenis Tortolero cerró los ojos y sintió como cortaba la brisa con su cabeza, mirando hacia abajo, que el balón no se fuera a escapar.
“Fueron 35 metros, corriendo”, nos dijo en una entrevista, hace más de una década. Y se lo recalcó a todos los que le preguntaban, año tras año. Esa carrera infernal, fue la antesala del primero de 120 goles que ha marcado Venezuela en eliminatorias a los mundiales.
Fue un domingo 30 de mayo de 1965 cuando La Vinotinto se estrenó de local en premundiales. Fue en el Estadio Olímpico de la UCV, la primera casa de la selección. Y venía de perder 1-0 ante Perú y 5-0 ante Uruguay, este último justo el fin de semana anterior. La Celeste inauguró el coso de Los Chaguaramos como sede de eliminatorias.
Venezuela se estrenó tarde en los premundiales. La Vinotinto dejó pasar de largo las eliminatorias a 1954 (la primera para Sudamérica), 1958 y 1962, tres antes del estreno criollo en la ruta a Inglaterra 1966.

El fútbol venezolano de selecciones solo se había limitado a juegos del ciclo olímpico: Centroamericanos, Bolivarianos, Suramericanos y Panamericanos, más los Sudamericanos juveniles, albergando el país incluso la primera edición Sub-20 en 1954.
Según el historiador Jesús García Regalado, Venezuela fue invitada por la Conmebol a participar en la ruta al Mundial de Suecia 1958, pero la FVF declinó participar por estar en el mismo grupo con Perú y Brasil. Consideró desproporcionado el emparejamiento. Para la siguiente, Chile 1962 no fue invitada Venezuela.
Fue en 1965, en un momento donde el fútbol criollo vivía una primavera con buenas importaciones para la liga local, jugadores venezolanos en gran forma, más la hazaña del Deportivo Italia de eliminar al Bahía en Libertadores (1964) sirvieron de argumento para animar al presidente, Dr. José Jacinto Gutiérrez, a no dar más largas al asunto y participar al fin por un cupo para un Mundial. El DT argentino Rafael Franco fue el seleccionado para la primera intentona con el objetivo de clasificar a una cita ecuménica.
De igual manera, el arranque no era de lo más favorable: Debía jugar dos partidos fuera y luego, venir a estrenarse en casa. Perdió esos dos partidos, sin goles marcados.
Ya en el Olímpico de la UCV y sin el portero Felipe Mirabal ni la estrella Luis Mendoza, ambos lesionados, la visita uruguaya abrió el marcador con un gol de Pedro Rocha.
A poco de terminar el primer tiempo, un pase de Antonio Ravelo para iniciar un contragolpe, encuentra a Tortolero, wing por la derecha para avanzar a toda velocidad hacia la arquería norte del estadio, la que al correr frente al ella y levantar la mirada, se puede apreciar la inmensidad del Ávila.
“Dejé en el sitio al defensa Williams Martínez, estaba muy adelantado”, recordaba en ese entonces Tortolero, que entre cada recuerdo, cerraba los ojos y parecía sentir de nuevo a las 20.000 personas gritando de emoción. Esbozando media sonrisa, parecía sentir cada zancada, cada instante en el que se acercaba la portería rival.
“No tenía más rival que el portero “Mazurki” (Ladislao Mazurkiewicz, nombre difícil de pronunciar y recordar) y seguí hasta casi meterme en el arco”. Y en medio de recuerdos, elevó su brazo y cerró su puño.
Uruguay, bicampeona del mundo, se iba al descanso igualando con la debutante (1-1). Una afrenta para una gigante del fútbol mundial y un hecho felizmente asombroso para los venezolanos, que se fueron algo desconcertados al camerino.

Torterlo se pierde contando qué pensaba para mantener ese marcador e incluso buscar el triunfo. Se traslada a ese jugador que venía de marcar un gol que podría encaminar un resultado positivo, pero que no dimensionó que fue el primer gol oficial de la Vinotinto absoluta. Que a la tercera, fue la vencida para descorchar el historial de goleadores vinotinto.
Argenis, ya sabiéndose “El Patriarca del Gol”, regresa en el tiempo al partido y se enfureció. Apenas arrancado el segundo tiempo, de nuevo Rocha, envió un cañonazo que se estrelló en el travesaño, rebotó y llegó hasta el punto penal. Según las reseñas, no pasó la línea, pero fue convalidado como el 1-2.
“Esa fue una de las primeras injusticias contra nuestro país. Los dos primeros partidos puedo decir que los perdimos bien, pero este no”. Aunque luego dijo que “viendo que había que ser vivo, (William) Martínez me hizo falta y yo exageré y por eso le sacaron roja”.
Fue la primera de muchas demostraciones que para hacerse sentir en Suramérica hace falta más que buen fútbol. Que de afuera también se jugaba. Y la camiseta pesaba. Con el desánimo encima, fue más fácil para los orientales. Al 88, Jorge Urruzmendi firmó el 1-3.
Tortolero, que en Venezuela significa un apellido con linaje balompédico, falleció en 2011, no sin antes dejar un árbol genealógico futbolero, entre quienes destaca su hijo, Edson Tortolero, figura importante de la Vinotinto del final del Siglo XX.
No hay video de ese gol, que hoy cumple 55 años. Queda el relato oral, validado por sus compañeros de entonces Freddie Ellie, Luis Mendoza o Rafa Santana. Y ese relato, queda escrito, para que todas las generaciones conozcan el origen de los gritos de gol vinotinto en la siempre complicada eliminatoria suramericana.