
Rómulo Otero acababa de debutar con la selección nacional por eliminatorias suramericanas. Lo hizo con gol en Puerto La Cruz, contra Perú, en un partido inolvidable para él, por dedicarle a su madre, quien estaba en la tribuna, la diana que anotó.
Corría el año 2013, y su cara, junto a la de otro grupo de futbolistas suramericanos, iba a aparecer en la portada de Pro Evolution Soccer 2014, en el primer juego de video que iba a incluir a la Copa Libertadores.
Rómulo Otero, de 21 años de edad, no se creía mucho de lo que estaba viviendo, pero se lo disfrutaba cómo pocos.
Le generaba un orgullo particular, que Juan Arango (su ídolo) lo hubiese catalogado coomo su heredero al cobrar faltas. “Otero será el mejor después que me vaya”, dijo el maracayero en alguna entrevista en ese 2013, donde se sospechaba Juan jugaría sus últimos partidos de eliminatorias.
El día que hicimos esta nota para El Nacional, nos sentamos en Cocodrilos Sport Park, en la grada, con el estadio ya vacío después del entrenamiento de la mañana del Caracas FC; y me contó sobre sus padres, del particular afecto de Horacio “Chango” Cárdenas (“él me enseñó a pegarle así a la pelota”), de sus días en El Tigre, de irse solo a Caracas siendo un chamito, que no cocinaba nada (“solo sé hacer nuggets de pollo, y porque los meto en el horno… y tengo que estar mosca que no se me quemen…”, contaba risueño), y que quería estar a la altura de lo que se esperaba de él.
Ayer Rómulo Otero fue presentado en Corinthians, el segundo club con más aficionados de Brasil, un gigante de Suramérica…
Se lo ha labrado con su desparpajo, su habilidad, su capacidad creativa, y esa facilidad con la que juega al fútbol. Repartió alegría en forma de goles (golazos) en Arabia Saudí y en el Atlético Mineiro antes de dar este paso… y seguramente, hará lo propio en Ou Timao…