
Era difícil evitar a un brasileño en Sudamericana. Cinco tiburones verdeamarelos infestaban los octavos de final, todos como líderes de sus respectivos grupos, por lo que las probabilidades que tocara un equipo de ese país eran realmente altas.
A Deportivo Táchira, como todo equipo criollo y del resto de Sudamérica, le preocupa tener que viajar a territorio brasileño. Históricamente ha sido un territorio casi inexpugnable para los equipos de Venezuela y la tendencia no parece que se vaya a revertir en días próximos. Al contrario, las goleadas obscenas de los últimos días hacen más temibles a los poderosos y millonarios equipos del país amazónico.

No quiero ser irresponsable con lo que escribo, porque las probabilidades siempre son mínimas en cuanto a opciones de clasificación cuando se enfrenta a un brasileño, pero Santos, el Santos de hoy, es de los menos temibles de todos los rivales que podían tocar de ese país.
El peixe de hoy está lejos de ser aquel que encumbró al Dios Pelé, al de Neymar o al de Soteldo. La crisis económica, poco común en la actualidad con los teams de Brasil, sí tocó a la puerta de Vila Belmiro y la necesidad de ajustar cuentas lo ha hecho un plantel mucho más modesto, donde la principal figura está en su banquillo, el técnico argentino Fabián Bustos, cuya carrera la ha hecho casi íntegra en Ecuador y donde obtuvo caché internacional tras dirigir hasta inicios de este año al Barcelona de Guayaquil, a quien devolvió el poder competitivo continental del otrora.

Santos es un equipo muy sólido de local. Desde que llegó Bustos en marzo, había ganado todo en casa (siete partidos) hasta que empató con Banfield en la última fecha de la fase de grupos de la Copa Sudamericana, donde no le fue tan cómodo clasificar como primero: empató a 11 puntos con el modesto Unión La Calera chileno y solo un gol a última hora del Universidad Católica ecuatoriano le sirvió para clasificar.
El poderío como local no se traslada a la carretera. Entre lo que va de Brasileirao y Copa Sudamericana, Santos apenas ha ganado solo un partido fuera de Vila Belmiro (Universidad Católica de Ecuador), por lo que Táchira debe pensar bien en aprovechar el inicio como local para, si tiene fe, sacar una ventaja que pueda ir a “defender” al puerto paulista de Santos.
Otro punto débil de Santos es que no es un equipo goleador. Contrario a lo que vienen haciendo sus paisanos en competencias continentales, Santos adolece de poderío goleador y el último partido contra Banfield fue un canto a los fallos: genera pero no concreta.

Bustos suele utilizar un 4-2-3-1 y poco varía el once. Su figura es el centro atacante Marcos Leonardo, goleador del equipo y con 19 años se cree sea el próximo Kayky, Rodrigo o Vinicius en cruzar el charco. Los internacionales ecuatorianos Jhojan Julio y Bryan Angulo destacan también junto al recuperador uruguayo Rodrigo Fernández, un tractor llegado del Guaraní de Paraguay. El central Madson y el experimentado ex Rayo y Espanyol, Leo Baptistao, son los otros destacados en un equipo que destaca más por lo colectivo que en lo individual.
Santos marcha séptimo en el Brasileirao apenas a tres puntos del líder, Corinthians y éste fin de semana recibe nada menos que a Palmeiras en un clásico paulista que acogerá el estadio santista.
Lo cierto es que las noticias no son nada alentadoras para Táchira por el solo hecho de enfrentar a un brasileño, pero hay elementos que si son aprovechados por Álex Pallarés, un batacazo, una hazaña, pudiera alcanzarse.
[…] recordar cuándo fue la última vez que un equipo venezolano fue tan superior que uno brasileño. Más allá de si Santos viajó a San Cristóbal para enfrentar al Deportivo Táchira con un equipo B o C, son brasileños y […]