martes, octubre 3, 2023
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Pruebas chimbas y un Guarirapa brillante: Un inolvidable triunfo de Caracas en Libertadores

Caracas Libertadores
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Era el mediodía del día de juego. Caracas jugaba su cuarta ronda de la fase de grupos de la Copa Libertadores ante Libertad, jugándose ante el rival paraguayo la posibilidad de estar en la zona de avance a los octavos de final de su grupo.

Los Rojos venían inspirados. Le ganaron en Medellín la semana anterior al DIM y en el regreso al Olímpico, luego de una larga y cruel pandemia, la ilusión y la posibilidad de ganar estaba presente.

Noel Sanvicente, el DT avileño no cambió nada. Trabajó el mismito equipo que triunfó en Colombia y que generó buenos comentarios. Un grupo joven, talentoso, que supo sacar de abajo psicológicamente un partido que tuvo complicaciones.

Todo estaba servido, el rival estudiado. Pero ese mediodía de día de juego los nervios se apoderaron de toda la familia roja. Era un mar de incertidumbres.

A los aficionados colorados le extrañó que Caracas, siendo puntual con muchas informaciones del equipo, no había colgado la convocatoria para ese partido de Libertadores la noche anterior al encuentro.

En tiempos de Covid-19, los rumores se dispersan con facilidad. ¿Habrá contagiados? ¿Un brote? No era normal este tipo de incertidumbre previo a un juego de competición Conmebol, donde además se exige mantener informado al público.

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Hubo que consultar fuentes, llamar, tocar puertas. Hermetismo total. Fue alguien del entorno Conmebol, con prisas, en voz baja y apurando la conversación nos soltó sin mayores certezas en lo estadístico: “Lo que pasa es que se hicieron como 70 pruebas y como 50 salieron positivas. Una locura. Esto no tiene sentido”.

Entonces, ya el nerviosismo inusual tenía explicación.

Entre personal técnico, jugadores, enviados Conmebol y demás personas que podían estar en el estadio, surgió una cifra escandalosa. No se le daba crédito. Era imposible. De Conmebol tampoco se creía mucho el insólito resultado. Algo debía estar mal.

Las pruebas que no pasaron la prueba

La Confederación Sudamericana aceptó el pedido de Caracas de repetir las pruebas antes del juego de Libertadores. Luego se sabría, que estos test PCR, que solo puede aplicar el estado, en algún momento del procedimiento, rompieron la cadena de frío. No hubo la correcta conservación de la muestra y por ende, los resultados eran “chimbos”.

Mientras la directiva peleaba esa batalla, Sanvicente peleaba otra en la cabeza. Ese once que parecía intocable, había que modificarlo. Sin varios “caballos”, supuestamente positivos, había que darle entrada a juveniles, a futbolistas emergentes que no habían jugado juntos.

Uno de ellos era Saúl Guarirapa.

El nativo de Puerto La Cruz, del barrio Sierra Maestra ha ido ganando enteros cada día que pasa en el Caracas. En 2017 tomó un paso determinante en su vida: dejo su hogar costeño para apostar con todas las fichas a hacer carrera en una de las canteras más importantes del país. Desde ese entonces, vive en la casa-club del equipo.

“A los 12 años yo entré en el Deportivo Anzoátegui. Muchas veces fui recogepelotas. Mis padres querían que jugara béisbol, pero lo mío era el fútbol”, comenta el oriental a Idioma FutVe.

De hecho, al preguntarle en quien se fijaba para ir desarrollando su personalidad futbolística nos asoma que le gustaba “Cristiano Ronaldo, en primer lugar. También veo a Messi” y uno quizá inesperado: “Y también Charlis Ortiz, me fijaba en él”.  Dice que a pesar de coincidir en equipo, nunca lo conoció.

Caracas Libertadores

Las horas pasaban. La incertidumbre crecía y Sanvicente debía montar un equipo. Se sabía que el resultado de las pruebas era imposible, pero quedaba la duda “ ¿Y si hay algunos contagiados? Es decir, a lo mejor no hay cincuenta, pero hay unos diez. ¿Y si de los diez, seis son titulares”, eran frases que rondaban la cabeza de los rojos.

Solo a escasas horas del juego, que arrancaba a las seis de la tarde, se supo la verdad: En efecto las pruebas o los resultados, mejor dicho, eran chimbos. Todos los jugadores dieron negativo. “Chita” podía repetir su once y buscar tres puntos más que importantes.

Guarirapa, con sus 17 años, estaba preparado para cualquier eventualidad. “El técnico ha hablado conmigo, ya he venido haciendo entrenamientos con el primer equipo. Siempre me dice que saque partido a mi velocidad, a mi potencia”.

Desconcentración en Caracas

El chamo Saúl, fue testigo de excepción de un primer tiempo que no salió como se planificó. “Creo que aún teníamos algo de esa incertidumbre antes del partido, no estábamos sueltos, no jugábamos como en Medellín”.

Justo antes de acabar el primer capítulo, Libertad, un club importante de la región, no perdonó la languidez colorada y a través de Matías Espinoza se puso arriba el visitante.

“Fue muy importante la charla en el vestuario de Sanvicente. Nos pidió reaccionar, nos habló claro. Nos hizo entender que no éramos nosotros. Que somos equipo grande y debíamos soltarnos, salir a ganar. Salimos motivados”, recuerda de la importante arenga entre tiempos.

En efecto, a los tres minutos de la reanudación cayó un penal y lo cobró uno de los tantos jóvenes maravillas del equipo: Jorge Echeverría. El empate sirvió para crecer en confianza y en el juego.

Caracas insistió e insistió. Lo mostrado era distinto a la primera mitad. Empujó y empujó. Pero faltaba un detalle, una mínima puntada. Esa pequeña diferencia que hacen posibles las victorias.

La hora del oriental

Al minuto 84, Guarirapa tuvo su oportunidad. Aunque estuvo en convocatorias en la Liga FutVe, debutó con Caracas una semana antes en Medellín en Copa Libertadores. Este, era apenas el segundo partido de los quince minutos que tiene como profesional.

“Sanvicente me pidió que aprovechara mi velocidad, que me fuera por la banda, que ayudara a defender”, contó emocionado.

Sustituyendo a Eduardo Fereira, lateral derecho, era lógico que ocupara esa banda. Pero el chamo oriental es tan veloz, que podía hacer de carrilero con llegada.

Y llegó. Tres minutos después, tras una bonita jugada de toques, llegó un centro corto de Robert Hernández que Guarirapa definió de una forma extraordinaria. A poco para el final, el portocruzano definía el partido, dejaba incrédulo al rival y llenaba de orgullo al barrio Sierra Maestre. Su primer gol como profesional fue en Libertadores. Y vaya que vale ese gol.

“Se lo dediqué a mi mamá y mi papá. Pero en especial a mi papá que cumplió años un día antes”, dijo. Saúl, es hijo de un albañil y una educadora, quienes han hecho enormes sacrificios para que su hijo llegue lo más lejos posible en el fútbol.

Sobre la jugada, dice que “Sanvicente nos pone a hacer muchas paredes cerca del área, ahí tocamos bien y le doy las gracias a Robert (Hernández) que me puso esa buena pelota. Es algo muy bonito lo que pasó”.

Las interminables horas de práctica de “rematar de una” a centros  a la que fue sometido por Sanvicente, se convirtieron en un dulce resultado. La definición fue excelsa.

Guarirapa asegura que no es “el chamo”, pues “me siento uno más, no te tratan como un niño, te tratan como un profesional, nos dan consejos. Me siento muy integrado y agradecido por los compañeros que tengo”.

Saúl no sabe el signficado exacto de Guarirapa. Solo dice que el apellido viene de su abuelo, de Clarines. Sin embargo, hoy se siente contento de que todo el continente sepa de él por ser el goleador más joven de esta Libertadores (y el segundo en este torneo por Caracas, detrás de Josef Martínez) y que, su equipo, haya asegurado seguir en competencia continental, sea en Sudamericana o en octavos de la Libertadores. “Esto no acaba, hay que seguir concentrados”, se despide, muy alegre.

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Alfredo Coronis
Periodista y Locutor deportivo, especialista en Marketing.
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