sábado, diciembre 2, 2023
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Mérida era “Monito”, “Monito” era Mérida

"Monito" Rivas.
"Monito" Rivas.
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“¿Y que murió el ‘Monito’? Nosotros éramos amigos de echarnos palitos. Yo soy muy hincha de Estudiantes. Dios lo tenga en su santa gloria. ¿De qué murió?”, comentó con ese acento de antes de esta zona, el viejito jardinero con sus tijeras en mano en la Urbanización Mocotíes de Mérida, bajando por la Avenida Los Próceres.

A Miguel Ángel Rivas solo lo vi una vez, oportunidad para estrecharle la mano y conocerlo, justamente en su Mérida querida, en su Mérida natal, cuando en una oportunidad le tocó apagar un incendio en el banquillo del Académico, como tantas veces fue llamado para resolver algo en la institución que se llevó en su corazón: Estudiantes de Mérida.

¡Qué tipo tan afable y entrañable! Cuando a usted le hablan de la caballerosidad y amabilidad del merideño, “Monito” era la muestra piloto de todo lo bueno que nos han hablado de la gente de esta hermosísima ciudad. Tostado por el sol de la cancha, su risa era tan contagiosa que provocaba siempre darle un abrazo.

La ciudad está conmovida. Me ha hecho también conmoverme. La gente común lo quería y eso muestra la importancia que para la persona de a pie, no solo al hincha, tiene Estudiantes de Mérida. Miguel Ángel Rivas fue un símbolo del Académico y él siempre supo agradecer lo que en vida le dio la institución y lo que significó para él y la gente de aquí no es ajena a ello.

Jugador – fundador de Estudiantes, sus últimos días fueron unidos al equipo de sus amores, como formador de las categorías menores. Cómo debe ser para quien dio tanto por unos colores. Como buen merideño, la academia le hizo un lugarcito en las canchas y también formó parte de un símbolo inequívoco de la ciudad hasta jubilarse ahí: la gloriosa Universidad de Los Andes.

En Twitter, un hilo enorme de anécdotas y recuerdos de quienes estuvieron bajo sus órdenes o fueron sus compañeros, escoltan la nota de duelo oficial que el equipo publica en la red social. En las calles, todos hablan de su fallecimiento. Por eso, nada puedo lograr con ocultar el sentimiento de su pérdida cuando me aborda más la emoción de que tanta gente llora la despedida de un extraordinario ser humano. ¡Qué bonito se siente eso! Lo que sí lamento en sobremanera que esta maldición pandémica esté acabando con tanta gente que debería ser eterna y que las deficiencias en materia de salud en nuestro país terminen por arrebatarnos a quienes no merecen padecer la indolencia gubernamental.

“Monito” era Mérida y Mérida era “Monito”. Así de bonita, como él, es su gente. El amor aquí se desborda. Que el respeto vaya por delante del resto de los venezolanos pero no conocí un pueblo tan cariñoso por la vida que el merideño, gente tan agradecida, tan amable, tan entrañable. Es difícil no querer a un merideño. Y la muestra de todo eso era “Monito” Rivas. Sirva un recuerdo como ejemplo: que el ídolo Chiazzaro se haya hecho expulsar en un partido por caerle a trompadas a un rival que se metió con su compañero Miguel Ángel habla del sentimiento que un no nacido en esta tierra de montañas y frío puede tener por esta gente bendita.

El luto se siente en Mérida. Paz a la familia del “Monito”. Paz a Mérida, porque le arrebataron un gran exponente de su gentilicio.

 

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Carlos Domingues
Narrador de fútbol, locutor, columnista y anunciador de eventos deportivos.
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