
Hay silencios incómodos y el de la Federación Venezolana de Fútbol. Porque una cosa es simplemente callar ante los problemas sin hacer nada y, la otra, callar trabajando, pero dejando una imagen de desorganización.
Estemos claros sobre algo: la situación de las deudas en la FVF es enorme, grandísima, y constituye una piedra de tranca para cualquier buena intención que tenga su nuevo presidente, Jorge Giménez. Hubo contactos con Gianni Infantino, presidente de la FIFA, para extender plazos de pago, que ojalá se cumplan pronto, aunque la realidad sea distinta.
Sabemos que están trabajando para buscar al sucesor oficial de José Peseiro y también sabemos que, en el escenario de deudas federativas, no es fácil convertir en realidad el sueño que tienen, el de llamar “al técnico de talla internacional” para asumir el banquillo de la Vinotinto.
Mientras tanto, continúa el silencio que deja una imagen de desorganización.
Como recordaba la periodista Geraldine Carrasquero en un post en Twitter, mientras selecciones como Chile, Colombia y Paraguay tardaban muchísimo menos en concretar a sus nuevos entrenadores, la de Venezuela, última, sigue con un interinato mensual en manos de Leo González. Viene noviembre y aún no se sabe oficialmente si Leo volverá.

Desde esta tribuna, una vez conocida la designación del técnico trujillano en septiembre, sugerimos que le dieran el cargo hasta el final de las Eliminatorias, no solo por su recorrido en selección y fútbol nacional, sino porque el “elefante en el cuarto” que constituía la deuda con Peseiro era difícil de sacar, lo que dificultaba el arribo de cualquier otro DT internacional.
González mostró un fútbol más ofensivo que el de su predecesor, además de mayor conocimiento del material criollo y de la Eliminatoria sudamericana. Lo demostró en menos partidos, aunque los resultados, entre expulsiones y lesionados, no le acompañaran. Ya en el segundo mes de trabajo, en octubre, llegó la primera victoria (2-1 ante la potente Ecuador).
Un voto de confianza es necesario, y si le sumamos la imposibilidad de anunciar al “salvador extranjero”, creemos que en noviembre le vuelve a tocar al bombero acudir al sitio del desastre. A Leo González.

Imaginamos que la presencia del Deportivo Lara, club del estratega venezolano, en el Hexagonal final, complica también las cosas. Pero, mientras tanto, se maneja mal a un técnico que merece un respeto del tamaño del Monumento a la Virgen de La Paz, y se maneja peor a una selección que, aunque esté última en el Premundial, no merece tantos golpes.
Respeten a Leo González, respeten a la Vinotinto y respétense a ustedes mismos como federativos. Pongan los pies sobre la tierra: si las deudas aún no permiten llamar al “Mesías del exterior que nos llevará a nuestro primer mundial”, dejen a Leo González como DT. Aunque sea para mostrar una imagen más decorosa como organización.
Insistimos: sabemos que están trabajando. Pero tomen decisiones viables, concretas y solventes, para que todo luzca más respetable.