
El 28 de marzo fue una jornada tensa para todo Boston River, se jugaba la permanencia en Primera División en Uruguay. Al final un ajustado 1-0 sobre el campeón, Liverpool, les dio el triunfo y si alguien sonrió fue el venezolano Javier Minniti.
Desde hace cinco años este merideño es el encargado de la gerencia general de este equipo chico de Uruguay, que quiere asentarse en la máxima categoría del fútbol charrúa. Su llegada al sastre se dio entre la casualidad y la causalidad.
Tras ser gerente de Deportivo Táchira hizo una gran amistad con el entonces dueño Edmundo Kabchi, el mismo que ahora está al mando de Boston River, al ser el principal accionista. En 2017 él lo “invitó” a ver el debut del equipo en la Copa Sudamericana.
Edmundo Kabchi recibiendo su carnet de socio vitalicio. ¡Gracias @EdmundoKabchi por tu gran apoyo! pic.twitter.com/fOReEPjfz3
— Boston River (@bostonriver) February 21, 2017
Apenas en 2016 el equipo había hecho su estreno en la Primera División a pesar de tener más de 70 años de fundado en ese momento. En su primer torneo quedaron sextos y lograron su boleto internacional.
Nada más llegar a Montevideo, Minniti se reunió con Kabchi y vieron instalaciones del club. “Él me pide mi opinión de cómo veía la estructura, le comento y me ofreció el cargo para mejorar al club, sin pensarlo me quedaba. Desde ese mismo día empezamos a trabajar para que el club fuera consolidándose en los últimos 4 años”, fue lo primero que le dijo a Idioma Futve sobe su llegada al conjunto uruguayo.
A su llegada contó con el apoyo de todos dentro del club, el de Kabchi lo tenía con los ojos cerrados. Pero le tocaba “ganarse” a los dueños uruguayos y no hubo muchos problemas. Al revés le brindaron toda la ayuda necesaria.
“Nos incluyeron rápidamente, nos involucramos mucho, al punto al segundo día de estar metidos de lleno ya acompañábamos en revisiones de Conmebol y reuniones técnicas de uniformidad y presentación por la Copa Sudamericana”, contó.
También los ayudaron a hacer las conexiones en la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) y a dónde dirigirse directamente a la hora de algún trámite. “Fue bastante el apoyo para involucrarnos rápidamente”, recordó.
Minniti, un apellido argentino, pero venezolano por delante de todo
Aunque Javier Minniti es más venezolano que la arepa, su acento merideño aún lo conserva a pesar de estar en Uruguay desde hace cinco años, al llegar lo quisieron poner como “argentino”.
Razones había. Su padre fue jugador de fútbol, estuvo en River Plate y hasta jugó en la selección. Por eso cuando llegó algunos quisieron hacerlo pasar como alguien proveniente del otro lado del río de la Plata.
Ante esto siempre hubo una respuesta contundente por su parte, “venezolano por encima de todo”.
Aunque él es una persona que ha estado ligado al fútbol desde siempre y su conocimiento es amplio. Admite que el llegar a Uruguay y en especial a Montevideo le impresionó ver cómo se vive y cómo es el día a día del uruguayo común y su relación con el balompié.

“En cualquier esquina te consigues a alguien relacionado con un gran triunfo del fútbol uruguayo, que fue campeón de América, que brilló en Europa. Se vive en cada estrato del país, en otros niveles el lenguaje del fútbol va a todo, en política y salud”, mencionó.
Puso de ejemplo las recientes declaraciones del ministro de salud sobre la pandemia, que en medio de su discurso soltó, “porque este partido lo ganamos todos juntos”. Además de ello se topa con “canchas en todos lados”, dijo. Pero no solo eso sino que hay ligas organizadas para niños desde los 4 años y también para personas de la tercera edad.
“Todos tienen que ver con el fútbol y vives ese ambiente. (Por eso) te toca estar demostrando que tienes la capacidad, que conoces y sabes del tema”, reveló. Al ser venezolano alguno puso en duda su capacidad, pero tras cuatro años en el cargo está muy claro en lo que hay que hacer.
Pero si eso no fuera suficiente, cuando llegó a Uruguay entendió muy bien porqué aquello de la “garra charrúa”. No es algo que aplique solo en el fútbol, sino en la vida diaria de los uruguayos, ya que todo se consigue con mucho esfuerzo y lucha.
Los ajustes a los que se tuvo que acostumbrar
Para nadie es un secreto que en el fútbol venezolano el “presupuesto” es solo un papel, en Uruguay no. Cada peso se tiene que justificar con creces.
“Este es un país costoso, cada inversión debe ser bien pensada a diferencia de otros lados. A menos que haya mucho soporte económico puedes generar cambios estructurales. Todo es a largo plazo, que el impacto en el presupuesto no te afecte y puedas ir de la mano con todas las cosas”, expuso.
Y es que dentro de esas “otras cosas” está el cumplir con la ley. Como cualquier otra empresa, los equipos uruguayos deben pagar seguro social, deben regirse por la ley en cuanto a beneficios, también el pago de impuestos. Incluso hay un “sueldo mínimo” estipulado para los futbolistas.
“Todos esos gastos se contemplan y elevan el presupuesto. Y no puedes dejar de pagarlo, sino es un déficit. Si tienes un déficit no te dejan competir, tienes que estar al día, no solo en sueldos sino con todo lo impositivo del país”, explicó.

Aceptó que le tocó “adaptarse a otro tipo de estructura, exigencias de los presupuestos, no solo te limitas al salario, sino que hay otras obligaciones”.
Pero dentro de todo eso no fue tan malo. En el 2020 durante la pandemia y los cuatro meses que estuvo parado el fútbol ellos pudieron acogerse a la medida de emergencia que decretó el gobierno.
Gracias al seguro de paro, el gobierno le pagó un porcentaje del sueldo a los futbolistas y también al personal. Más la ayuda que dio Conmebol le permitió a Boston River manejarse con cierto éxito en lo económico durante la pandemia.
Las diferencias con el fútbol venezolano
Minniti no solo estuvo en las oficinas del Deportivo Táchira, también pasó por Mineros, Estudiantes de Mérida y Yaracuyanos en Venezuela. Una de las cosas que más le impresionó fue la disposición que encontró en la AUF para que los equipos “puedan dedicarse al negocio”, así lo definió.
“Son actores principales (del torneo), en la oficina de Licencias de Clubes los encargados están encimas de clubes, lo que te falta entregar, pero te ayudan y asesoran”, dijo. Además a todos los conjuntos que van a torneos internacionales lo respaldan con el estadio Centenario para que sea su sede.
Esto siempre y cuando la cancha natural del club no cuente con las especificaciones que exige Conmebol. “Son menos trabas, hay más disposición a colaborar. Y a la vez son estrictos, porque el el que no paga, el que tiene déficit, no juega”.
Recordó que en 2018 Tanque Sisley fue extrañado a mitad del torneo debido a deudas. “Se cumple mucho con el tema de protección de sueldo y en lo organizativo”, agregó.
Lo que sí pudo notar es que muchos delegados y gerentes venezolanos están muy al día con elementos que se usan actualmente en el fútbol sobre todo en lo organizativo como el Sistema Comet para fichajes y el TMS.
“Tenemos buen manejo de los reglamentos internacionales, tenemos experiencia, porque siempre vas a tener gente que ha experimentado estar en una Copa Libertadores o Sudamericana”, algo que en otros países no ocurre con tanta frecuencia.
El capítulo de Boston River y Sebastián Abreu
Un capítulo curioso en la historia de Boston River es que tuvo a Sebastián Abreu en sus filas, pero no solo como jugador, sino que durante un tiempo también fue entrenador a la vez.
Minniti admite que en lo deportivo las cosas no salieron como esperaban ya que no hubo buenos resultados, pero en el “más allá del fútbol”, sí fue muy positivo para el club.
El tener a la figura de Abreu en sus filas les abrió muchas puertas, como cuando fueron a Argentina para la pretemporada el gasto económico fue mínimo. ¿La razón? Rosario Central brindó sus instalaciones y todas las facilidades, gracias al buen recuerdo que hay del delantero en el lugar.

“Es uno de los jugadores uruguayos más globales, con un cariño y reconocimiento mundial muy grande”, señaló el gerente, quien dijo que la relación con él siempre fue muy profesional y se comportó a la altura.
Tanto fue así que cuando se dio cuenta que en lo deportivo las cosas no iban bien renunció a su cargo como entrenador y quedarse solo como futbolista.
Lo que sí dice con mucho orgullo Minniti es que la presencia de Abreu en Boston River hizo historia con el récord guinness, ya que tiene una placa con el nombre del club y eso le infla el pecho. “Te genera exposición”, admite.
“Él se adaptó a lo que ofrecía el club, en 2019 había venido como jugador, sabía qué tenía, qué faltaba. No nos puso exigencias que no podíamos cumplir y trató de trabajar de la mejor manera dentro de su método y filosofía, pero no dio resultados, al final el éxito del técnico es del club”, señaló.
Las vivencias del descenso
El haberse salvado de descender es un gran alivio para el club, que desde que subió a primera hace unos años no ha bajado y espera mantenerse así. Minniti admite que todo el torneo uruguayo fue muy irregular y ellos no fueron la excepción.
Al ser el descenso definido por el promedio de las últimas temporadas la mayoría de los clubes “pasan apuros con él”. “Para nosotros cada punto vale mucho. El tener las rachas de 6 partidos perdidos te afecta y golpea. Sufrimos por el tema de la pandemia jugar durante un mes domingo-miércoles-domingo, con todas las restricciones, sin concentrar, sin poder usar los vestuarios, se vieron limitadas muchas de las actividades de recuperación del jugador”, recordó.
“Nosotros no supimos sacar un par de resultado que nos pusieran tranquilos, pero afortunadamente no bajamos los brazos y llegaron los resultados. En los dos últimos partidos, que eran lo más complicados zafamos el descenso”, dijo con algo de satisfacción.
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— Boston River (@bostonriver) March 29, 2021
Pero mientras en el equipo profesional todo era un poco de sufrimiento, en sus categorías formativas fue todo lo contrario.
Quedaron campeones en todas las categorías de la B (sub-14, 15, 16, 17 y 19). Algo que ningún otro club en la historia ha hecho. Gracias a ello lograron el ascenso a la A.
Las metas de Javier Minniti y Boston River
El futuro cercano de este merideño seguirá ligado al conjunto rojo y verde de Uruguay. Quiere seguir creciendo con el club que tiene metas muy claras, a corto, mediano y largo plazo. Tal como lo dijo al principio, todo está bien medido desde el plano económico.
Las metas son muy claras: convertirse en un club formador y vendedor. Siempre mantener la primera categoría y volver a copas internacionales. Para ellos este aspecto es muy clave ya que les da “vitrina” a los jugadores, como pasó con Ronald Araújo, quien fue fichado por FC Barcelona como su venta más importante.
En lo interno buscan siempre mejorar sus instalaciones, sobre todo en el complejo formativo para que tenga todos los elementos necesarios para que el jugador se desarrolle.
También quieren conseguir un complejo para que entrene el equipo de forma definitiva. Y la meta más a largo plazo que tienen es contar con su propia cancha. Confiesa que es el gran anhelo del club, pero también admite que no es algo que ocurrirá dentro de poco.
A aplicar en Venezuela
Minniti admite que una de las cosas que se hacen en Uruguay y que debería aplicarse en Venezuela es la importancia que se le da a las categorías formativas. Pero no solo en los clubes grandes, sino en las escuelitas.
Para él hay que “replicar” un poco el modelo de negocio en el sentido de que cada vez que un jugador venezolano salga al exterior eso le dé un beneficio económico al club y no que se vaya “libre”.
Y no solo que el dinero sea para el conjunto profesional sino para todos los equipos y hasta la escuelita en la que comenzó a jugar. Ya que eso les permitiría contar con un aporte económico que los fortalecería en lo estructural.
“Lo trascendental del negocio es que los clubes se fortalezcan a través de las ventas y no que los jugadores salgan libres sin generarle nada a los formadores”, sentenció.