
Recibí al WhatsApp una invitación de parte de la Dirección de Comunicaciones de la Federación Venezolana de Fútbol. Una rueda de prensa se haría, por invitación personal a los medios, con el nuevo seleccionador, Fernando Batista, una vez culminara la gira por Arabia Saudí. La invitación era intransferible, el lugar se anunció el día anterior al encuentro y había que mostrar la invitación al momento de llegar al lugar.
Primera vez que observo tanto cuidado con la prensa. Una vez que mostramos la invitación, nos fue colocado un brazalete en la muñeca y fuimos conducidos por personal de protocolo al ascensor. Fuimos a una sala de reuniones donde solo se podía acceder por ascensor y un miembro de ese grupo de protocolo poseía la llave para marcar el piso del lugar. Se nota que todo fue cuidado al detalle para que no sucediera lo mismo que el último encuentro federativo con la prensa: comentarios de periodistas en vez de preguntas y muchas de estas, repetitivas. Además, se procuró evitar que todo el tema Lezcano saliera a la palestra y de alguna manera, la FVF lo logró.

Ya en la sala me llamó la atención dos cosas: la primera, que había una silla nada más delante de un backing de la FVF, donde un rato después se sentaría el nuevo seleccionador a contestar todas las preguntas, en vivo y on line. La segunda: delante en los asientos estaban técnicos de Primera División y directivos federativos, luego, detrás, los que íbamos a formular las preguntas. Entonces entendí que no era una rueda de prensa sino un encuentro con todos.
Batista inició con un discurso conciliador y atrayente. “Desde ahora soy un venezolano más”, fue su frase capturadora. Claramente, antes que comenzáramos a preguntarle, quería dejar claro su compromiso con el objetivo al que ha sido encomendado, tratando de dejar clara su posición luego de la controvertida salida de Pékerman.
Una vez comenzaron las preguntas, las primeras muy vinculadas a su relación pasada con el grupo de trabajo de Pékerman, a las que supo despejar a la grada para aclarar que no quiere ser heredero de nadie sino dejar su propia huella, fue distendiéndose, sabiendo que el ambiente no era hostil. Cruzó las piernas y como en un talk show, contestó una a una cada pregunta, con respuestas algo vagas (a preguntas vagas, respuestas tales), dominando completamente la escena.
🗣️ “Soñemos y caminemos juntos por un objetivo”
🤝🏼🇻🇪 @bochabatista #SiempreVinotinto pic.twitter.com/ZNBszV6DUX
— La Vinotinto (@SeleVinotinto) March 30, 2023
Rescató de la quema a Miguel Navarro (cometió dos penales ante Uzbekistán) y dejó claro varios puntos, para mí, los más notables del encuentro, luego de permanecer sentado por una hora contestando todas las preguntas: 1) Quiere un equipo que tenga más la pelota y sea más ofensivo; 2) Le preocupa la poca continuidad de los seleccionados en sus clubes; 3) El universo de seleccionables se ampliará aún más, echando mano también de los oriundos, como hiciera en su momento César Farías; 4) Aprueba la presencia de venezolanos en los cuerpos técnicos de todas las selecciones nacionales.
Batista se ve abierto a los medios. “En el fútbol todo está inventado, no tengo misterios”, fue su cierre, por lo que, de buenas a primeras, si todo marcha bien, será un tipo accesible y se podrá hablar de fútbol con él.
Quiera o no, la suya es una continuidad indirecta del proyecto Pékerman. Se le exigen los mismos objetivos, pero con menos libertades. Hay matices de prudencia en lo que quiere la FVF con él y el grupo técnico que ha quedado más los que se han ido sumando. Es un tipo sin mucho cartel (apenas será el primer equipo que no está en edades formativas que dirija) pero reconocido, respetado. Igual serán los resultados los que le presten la salvaguarda y el respeto de la gente. De momento, parece que todo ha comenzado de la mejor forma posible.
Otro nuevo comienzo. Enésimo. Otra nueva ilusión. Que esta sea la novia que por fin lleve a Venezuela al altar de la Copa del Mundo.