miércoles, abril 24, 2024
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Venezuela fuera de contexto: las narrativas perdidas en titulares inevitables

Venezuela vs Perú en la Copa América
Venezuela vs Perú en la Copa América
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La Copa América terminó para Venezuela antes de comenzar. Al menos esa es la lectura que probablemente persistirá con el pasar del tiempo.

A pesar de que el formato permitía avanzar a cuatro de los cinco equipos en cada grupo, un lugar en los cuartos de final se convirtió en una tarea difícil de lograr para el entrenador José Peseiro cuando una ola de lesiones golpeó al equipo en la preparación para el torneo. Luego se convirtió en un trabajo imposible cuando ocho jugadores dieron positivo por coronavirus a su llegada a Brasil.

Sin embargo, a pesar de 13 ausencias, la mayoría de las cuales habrían sido titulares, Venezuela entró en el último partido del grupo con el destino en sus manos. Después de sacudirse una derrota por 3-0 ante Brasil en el partido inaugural de la Copa América, los empates contra Colombia (0-0) y Ecuador (2-2) significaban que una victoria contra Perú le daría acceso a los octavos de final. De hecho, mientras Brasil no perdiera ante Ecuador, la victoria hubiera significado terminar segundo.

En cambio, Ecuador fue el primer equipo que no cayó ante Brasil – empatando 1-1 – y Venezuela perdió ante Perú con el único gol del partido. Lastimosamente, a pesar de haber luchado tan duro para mantener la portería en cero contra Colombia y había anotado un empate en el tiempo de descuento contra Ecuador, Venezuela terminó último de su grupo. Fue la primera vez que no pudieron ganar un juego en el torneo desde que Perú lo organizó en 2004.

Peseiro hizo seis cambios con respecto al equipo que alineó titular contra Ecuador, lo que significa que solo quedaban tres pilares del partido contra Brasil: Luis Mago, Cristian Cásseres y Junior Moreno. Parecía particularmente duro jugar sin los Martínez, Adrián y José, que no son hermanos, pero con la misma estirpe de lucha, que había demostrado el resto del equipo hasta ese momento.

José Peseiro y el cuerpo técnico de Venezuela

Lo que el ex asistente del Real Madrid de Carlos Queiroz no cambió fue su elección de jugar una línea de fondo con cinco hombres; sin embargo, cambió cuatro de sus caras. Y quizás eso, más que el conservadurismo, es lo que le costó a Venezuela en el último obstáculo.

“Mano, tengo fe” (hermano, tengo fe) fue el grito apasionado de la multitud, aunque virtual, en esta Copa América sin espectadores. Peseiro había prometido “300%” en su primera rueda de prensa del torneo y los jugadores plantados en el campo en los tres primeros partidos habían dado exactamente eso.

Cinco jugadores hicieron su debut completo con Venezuela en este torneo, uno de los cuales llegó a Brasil con menos de 24 horas antes del primer partido, pero ese atrevimiento, esa actitud de nada que perder, le sirvió tambien al equipo. Se trataba de una plantilla de 28 hombres, con las ya ausencias de Salomón Rondón y Tomás Rincón, que tuvo que ser reforzada con 15 jugadores de emergencia en el último minuto. Eran prácticamente unos mártires a quienes dieron un paso al frente.

La nación se había reunido en torno a este equipo, reunido apresuradamente con jugadores de la liga nacional, los jugadores secundarios en Europa y los caballos de batalla de la MLS. En esos hombres, se veían a sí mismos: luchando contra viento y marea, en una situación desesperada, pero con una determinación apasionada.

Rómulo Otero

En un intento por adaptarse a las estrellas que regresaban, Peseiro traicionó la filosofía que había despertado inadvertidamente y que resonó profundamente en toda una población.

El espíritu combativo de los tres primeros juegos no estuvo presente en el último; la encarnación de la lucha significativa se perdió ante un deseo inauténtico de más. Sin embargo, no fueron los jugadores los que se equivocaron y las circunstancias extraordinarias hacen que echar la culpa a la puerta de Peseiro parezca trivial.

Sin embargo, no se encontró el equilibrio entre valentía y el vamos. La decisión aventurera y agresiva no se tomó con la convicción requerida y Venezuela no terminó siendo ninguno de los dos.

Por el contrario, los últimos 90 minutos fueron perdidos, en tierra de nadie, con un fútbol sin una identidad y donde una pieza mal defendida fue suficiente para definir una campaña que tenía numerosas narrativas para dar y que ahora probablemente no se contará.

Traducción de Jesús Alberto Santiago, trabajo publicado originalmente en World Football Index. 

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