
En el refranero francés, hay un proverbio muy popular “Pleure s’il le faut pour apprendre, plus tard tu riras”. Literalmente es “Llora si es necesario para aprender, luego reirás” y una traducción más adaptada y aceptable es “Aprende llorando, reirás ganando”.
La sensación agridulce que dejó la final del Torneo Maurice Revello va por ahí. Sí, fue condicionada por el arbitraje de la brasileña Edna Alves, que pintó de amarillo a casi toda la delegación vinotinto y dejó con diez a los criollos. Pero, esto al final no debe servir de excusa: Francia se montó en el complemento y Venezuela no se pudo zafar.
Vendrán torneos oficiales con arbitrajes igual de pésimos. O peores. Y, estos muchachos, deben ir manejando esta experiencia para saber afrontar el desafío de jugar contra doce. De hecho, esta primera edición para Venezuela del Esperanzas de Toulon debe ser eso, un ramillete de experiencias.
Pues, de poco valen los trofeos entregados a los nuestros si en unos años, esos talentos no tienen un rumbo en su vida deportiva, no encajan en la absoluta y dilapidan toda la atención que acumularon por figurar segundos en un torneo de renombre histórico.

En los apuntes, nos deja buenas noticias: un equipo con biotipo general aceptable, con rendimientos físicos buenos y con técnica muy destacada. Aparte, que en corto tiempo de trabajo demostraron una flexibilidad táctica enorme.
El equipo se pasó por el 4-2-3-1, 4-3-3, hasta cerrar con el muy “sudaca” 4-3-1-2. Para no extendernos, en la final, por ejemplo, se vio la pincelada táctica del “Bocha” Batista: “Miky” Romero como interior por la izquierda y así, lanzar con la derecha buenos centros cruzados para habilitar atacantes; dos “nueves” fuertes como Jeriel De Santis y Daniel Pérez para chocar con una dura defensa gala; y un Telasco Segovia que tenía mucha soltura gracias a un destructor como Emerson Ruiz. Solo, como ejemplo de un partido puntual
La experiencia de variar en esquemas y enfrentar a equipos de distintas regiones y culturas futbolísticas (Asia, Europa, África, Zona Concacaf y la misma Conmebol), también son experiencias que un jugador inteligente atesorará para aplicar en un futuro.
El talento no lo es todo, ni en la Vinotinto ni en cualquier parte
José Pékerman, DT de la Vinotinto absoluta, en declaraciones para Mattew Bello (Solo VenEx) esbozaba lo que hay que cuidar. Y justo terminada la final, con los gritos de celebración de los franceses al fondo advirtió: “Hoy se lo dijimos, que hayan competido en este torneo de esta manera les habla de que pueden ser posibles jugadores de selección absoluta. Son premios que van teniendo, lo que los va a obligar a una disciplina muy fuerte, una preparación muy fuerte, a tener una conducta y a superarse, porque vemos que tienen las cualidades, pero en el tiempo tendrán que demostrarla”.
La sociedad venezolana es mesiánica desde hace varias generaciones. Se ve reflejado desde la idolatría por el posible líder que salve a un país, hasta un futbolista que él solo puede llevar a la selección a un Mundial y aparte, cumpla la fantasía general frustrada de un criollo siendo regular en un club élite.
Hay varios factores que atascan el camino a la consagración. Llegar a un cuadro top y consagrarse requiere de una mesa de cuatro patas: talento, trabajo, oportunidad y adaptabilidad.
El talento, lo hemos visto de los muchachos, está. Trabajo, se viene haciendo con selección, en sus clubes deben potenciarlo y en el resto de su vida, incrementarlo. La oportunidad, por ejemplo, mostrarse en un torneo así, está llegando. Y lo último, es bien importante, quizás donde más cojeamos por esta parte del mundo, la adaptación al camino de promesa a estrella .
Pékerman: “El ciclo de Venezuela para el Mundial de 2026 ha comenzado con esto”
Varios psicólogos deportivos coinciden, al haber atendido talentos frustrados que hay dos factores principales que truncan el avance de un jugador: el entorno y la falta de autoevaluación. Un entorno que inunda de elogios inmerecidos y un círculo cercano que lo acompaña en las mejores decisiones, es falta. Y aparte, si el jugador no se evalúa de acuerdo a lo que exigen los clubes en el mercado actual, es difícil que evoluciones.
Ser fuertes de corazón y cabeza
“Es que yo soy el mejor driblando, mira este video de mis regates de YouTube”, dirá alguno. Sí, pero el club europeo que te puede dar la plataforma requiere que seas un jugador de ida y vuelta, que colabore en defensa y que priorice un buen pase sobre el regate.
“El autoconocimiento es lo que te ayuda a explotar tus puntos fuertes, pero sobre todo a minimizar tus puntos débiles. Un ejemplo claro es el de Puyol; un jugador que no dispone de grandes recursos técnicos pero que sigue arriba gracias a su constancia y autodisciplina”, explicó en su momento el reconocido psicólogo deportivo español Oliver Martínez.

“El carácter es más importante que el talento”, dice Phil Jackson, el entrenador multicampeón de la NBA. “Hace falta que la persona persista en el esfuerzo, sea humilde, tenga autonomía, espíritu crítico y una fuerte dosis de paciencia. Todos estos ingredientes cocinarán el talento y permitirán que se manifieste en el momento más necesario”, le complementa Pep Marí, psicólogo vinculado por muchos años al FC Barcelona.
Entonces, estos muchachos deben disfrutar de lo logrado en Francia, dejarse bañar por el orgullo de los hinchas vinotinto que tenían tan golpeada la autoestima. Pero, es cerrar este libro de sus vidas y no acomodarse. Huir de la dispersión. Abrazar a la humildad y autocorrección, porque detectando las limitaciones, se pueden volver más fuertes. Y siempre, “amoblando” la cabeza, pensando en un camino largo y no regalando atajos por oro efímero.
Hay futuro, parece bueno. Pero debe seguirse moldeando. Día a día.