
Nicolás “Miku” Fedor tiene buenos recuerdos de la Copa América Argentina 2011. El atacante, que usualmente hacía pareja con Salomón Rondón al frente del equipo echa la mirada hacia atrás y recuerda uno de los hitos más memorables de la historia del fútbol venezolano.
Hoy Fedor, se encuentra en Chipre sorteando la pandemia y esperando qué hacer con su futuro inmediato. Se le adjudicó el título a su Omonia Nicosia en medio de la pandemia y dice tener más ofertas de Chipre y de Sudamérica (donde está intentando llegar, como lo ha dicho en los últimos años), pero le queda esperar y escoger la mejor oferta. No son tiempos fáciles.
Al caraqueño, al recordar esa Copa América en la que Venezuela fue semifinalista, le llega la nostalgia y la frustración de no haber alcanzado la final, a pesar de haber sido mejor que Paraguay.
Hoy, para Idioma FutVe, hace un balance retrospectivo de lo que fue ese torneo.
-Nueve años después, ¿Cuál es la importancia de esa Copa para el fútbol venezolano?
-La Copa América de 2011 fue muy importante porque ratificó lo que venía pasando en el fútbol venezolano. Los jugadores habíamos crecido a nivel individual, a nivel de clubes donde militábamos en Europa y en el mundo y juntos formábamos una selección competitiva, capaz de ganar a cualquiera. Yo digo que tras esa actuación, de una vez y al 100% dejamos de ser la cenicienta de la región. El buen trabajo que antes había dejado Páez, Pastoriza se ratificó. Se ratificó lo que había comenzado.
-¿La clave fue la buena preparación física previa a la Copa en Dallas? ¿Quizás la estrategia de Farías? ¿O la actitud del grupo?
-Bueno, fue una combinación de todo. Una muy buena preparación en Dallas, fue excelente. Preparábamos partidos a conciencia, con nuestras debilidades y fortalezas, muy enfocados. Y el grupo, un equipo con mucha hambre, que no había hecho nada a nivel de selección. Teníamos ganas de hacer algo grande, con nuestras, limitaciones pero con mucha hambre. Era un grupo realmente ambicioso y que aspirábamos a todo.
-Llegar a semifinales no es poca cosa. ¿Presentían antes de la Copa que algo así iba a ocurrir o el camino les fue dando la confianza?
-Es que llegamos a la Copa América, sabiendo que algo grande iba a pasar, con esa mística de que algo grande iba a pasar. Qué íbamos a hacer algo muy grande para nuestro fútbol. Y toda la ambición estaba puesta en ello.
-¿Cuál fue el momento más feliz de la Copa?
-El momento más feliz de la Copa América, a nivel particular fue el de Chile. Era una selección muy importante, potente. Fuimos capaces de ganarle un partido contra todo: contra el público, contra la estadística… lo ves desde la actualidad y fue un triunfo realmente increíble.
-Muchas personas recuerdan el incidente a puñetazos contra Paraguay en la semifinal.
-La gente que recuerda más ese incidente que lo que hicimos en la Copa yo no le presto mucha atención. Las personas que saben de fútbol saben lo que he hecho con la selección, mi promedio goleador es de los más altos en la selección. De hecho en Paraguay, cuando me escriben colegas o de clubes interesados ni mencionan el tema.
-¿Qué le faltó a Venezuela para alcanzar la final?
-Nos faltó suerte (en el juego ante Paraguay). Por circunstancias del fútbol nosotros jugamos mucho mejor, dominamos el partido, pero la pelota no quiso entrar y perdimos en unos penales donde ellos controlaron mejor las emociones, venían de eliminar a Brasil en penales también y traían algo de experiencia en eso. Te aseguro que si el VAR hubiese existido, hubiéramos jugado la final.