
“Es un buen tipo y muy completo Jesús Valenzuela”, nos cuenta un allegado a la Comisión de Árbitros de la Conmebol. “Creo que tiene madera para llegar a un Mundial, pero tiene que ser firme, porque es venezolano y bueno, sabes cómo es todo por acá”.
Los árbitros son una cofradía muy cerrada. Rara vez dan entrevistas, no declaran ni publican casi nada en era de redes sociales… todo lo que pueda decir, será usado en su contra y podría ser linchado en el maremágnum digital que representa la cotidianidad actual.
Pero esta persona, respetada continentalmente nos confió su parecer, a cambio de que, le guardáramos la identidad. “Aquí por menos dicen que te hacen campaña”, argumenta.
Pasa, es que es bueno tener una vista periférica de lo que le pasa a los nuestros. Sean futbolistas, entrenadores y árbitros. Porque a Jesús Valenzuela se le tiene mucho aprecio (y esperanza) en esta tierra, pero, en una profesión tan subjetiva como la del referee, a veces es bueno asomar la cabeza fuera de la ventana.
Y resulta, que no estamos tan equivocados. Qué los alaridos quejumbrosos que coqueteaban con la xenofobia venidos de Colombia tras la semifinal de la Copa América son solo gritos frustrados que palidecen ante el análisis técnico y mesurado de una entidad como la International Federation of Football History and Statistics (IFFHS, para ubicarlo más fácil) que lo nombró como mejor juez de la Copa América, aunque no llegó a la final.
Valenzuela ha demostrado ser un juez correcto. Y juega mucho a su favor que es un entusiasta de la tecnología. Por eso, con el tema VAR ha ganado enteros en la región y es uno de sus argumentos de peso para aparecer en las grandes citas.
Cuando nos comentan que tiene que ser “firme”, es que tiene que estar más arriba del endiablado ritmo de mañas del subcontinente. No basta ser correcto, preciso. Ante 24 cámaras que siguen un juego de alto nivel, también debe demostrar un aplomo adicional, ese que quizás le pudo costar la final de la Copa América. Pero, sus decisiones fueron acertadas.
Pero ya habla bastante el haber llegado a una semi continental. Pitó la final de la Copa Sudamericana en la que se coronó Defensa y Justicia. Está sumando una dilatada trayectoria en Libertadores y tiene un andar bastante destacado en Eliminatorias Mundialistas.
Y ahora, Tokio. Cuenta tres partidos como juez principal, el último en cuartos de final (España-Costa de Marfil) y añadió otra como cuarto árbitro en primera ronda. Ya no solo es conocido en el vecindario Conmebol, también empieza a sonar a nivel global.

“Jesús tiene una proyección enorme, tiene 37”, nos agrega a quien consultamos.
El de Acarigua ya ha pitado a varios de los más destacados del globo, por tener la bendición de ser de la zona Conmebol, y la experiencia Olímpica le permitirá absorber mucho de la cultura de otros continentes. Es una etapa que le va a permitir curtirse pensando en algo más grande como Qatar.
Y de aquí a allá, queda menos de año y medio. Los Olímpicos le sirven de crédito fresco para aspirar a acompañar a Vicente Llobregat como único árbitro venezolano en un Mundial. Debe mantenerse firme, en lo que queda de eliminatoria y lo que le toque en instancias finales de Libertadores o Sudamericana.
Para Rusia, enviaron a seis jueces principales de Conmebol. Valenzuela puede convertirse perfectamente en un Top 5 del sub-continente. Tres de ellos, aunque tuvieron final de Copa Libertadores, nunca fueron a Olímpicos, ni tomaron semis de Copa América. A seguir trabajando.