
Me da la tranquilidad que siempre te lo dije, Freddy. Eras referencia, viejo. Cada vez que nos encontrábamos te lo comentaba y te lo repetía, mientras sonreías con esa capacidad única de generar confianza y respeto al mismo tiempo.
Tú, en Meridiano. Cristóbal Guerra y Jaime Ricardo Gómez en El Nacional. Referencia pura. Fuimos leyéndolos, escuchándolos y admirándolos. Nos inspiramos en su trabajo, pero mucho más, en su humildad. En su picardía y carisma. En su experiencia.
Yo crecí imaginando ser periodistas como ustedes, con virtudes y defectos. Jamás siendo un robot.
Siempre cerca del discurso sincero, honesto y frontal… del apoyo a quien recién se inicia. Siendo humano, siempre buena gente. Y estoy seguro qué hay muchos más como yo, así no lo digan.
Tú fuiste todo, Freddy. Tus anécdotas que solo calan en un tipo noble y aficionado como tú; harán una falta increíble ante la gente que siempre seguirá sumándose al fútbol en nuestro país.
Vuela alto, viejo querido. Loco futbolero. Bonachón.

Así con tu sonrisa, como cuando inauguraste el Circuito del Caracas FC junto a mi querido Jaime Ricardo Gómez, donde también nos desarrollamos muchos de nosotros.
Hoy estoy seguro que las puertas del cielo se te abrieron y te pudiste reencontrar con los panas de siempre: Pedro Febles, el bigotón del Octavio Sasso, el viejo Cata Roque, Nerio Hernández y muchos otros de esos que ya no están y con los que nos juntábamos en Las Fuentes – nosotros siendo niños – después de cada partido que se jugaba en el Brígido.
Gracias por la herencia que nos dejaste. Mi hermano, compañero de batallas y proyectos, Jonathan Rosas, a quien quiero y admiro profundamente. Por todo gracias, Freddy, muchas gracias.
¡Buen viaje!