
En el país en donde el fútbol representa una religión, Venezuela tiene dos de sus exponentes en uno de los clubes más populares: Argentinos Juniors, el “Semillero del Mundo”. La institución que supo ser cuna de Maradona, Riquelme, Redondo, entre tantos otros ídolos, recibió en este 2020 tan particular la llegada del caraqueño Daniel Saggiomo y la aragüeña Brenda Gallardo. Con esta última, pudimos conversar largo y tendido, sobre el inicio de su amor por la pelota, su periplo en la Vinotinto y su nuevo presente en el “Bicho”, con el que se prepara para debutar, lograr el ansiado ascenso y, posteriormente, cristalizar su regreso a la Selección Nacional.
Gallardo es una persona de objetivos. Adaptable a las nuevas circunstancias y férrea ante los grandes desafíos. Le hace honor a su apellido, como cuando se planta con valentía en el centro del campo. Pocas veces le tiembla el pulso. Su primer llamado Vinotinto se dio en 2010, casi de carambola por la baja repentina de otra aragüeña ilustre. Tiró para adelante. Le puso el pecho a las balas. De pecho, también marcó su primer gol con la Vinotinto a pase de Lourdes Moreno en Medellín (2010).
El primer amor: La Vinotinto
“Estaba entrenando con la Selección de Aragua, cuando me avisan que en una semana tenía un módulo con la Selección de Venezuela. La convocada no era yo, era nada más y nada menos que Deyna Castellanos, pero ella se enfermó. Tenían que mandar a una jugadora de Aragua y me enviaron a mí. Fui de casualidad, pero cuando asistí a la Selección me aferré porque era mi oportunidad de oro”, recuerda con orgullo.
En 2012, ya estaba jugando su primer Sudamericano Sub 17 en Bolivia. Allí compartió, entre otras, con Michelle Romero, hoy en el Deportivo Abanca español. Dos años más tarde, representó a la Sub 20 en el Sudamericano de Uruguay. Repitió al año siguiente en Brasil. Con la Selección Adulta sumó varios amistosos y los Juegos Odesur 2014 en Chile, donde se enfrentó a su ídolo de la infancia, la brasileña Marta. Dada su polivalencia y ante las necesidades del equipo, jugó como lateral por derecha. Le tocó tomar a la crack brasileña en casi todos los pasajes. ¿El recuento de daños? “Al menos ella no hizo goles”, saca pecho Brenda, entre la sonrisa y el alivio.
El significado de Argentinos Jrs
Seis años después, habiendo pasado por varios clubes de Venezuela, SecaSports el último de ellos, y el Atlético Medellín de Colombia, Brenda Gallardo aterrizó en Argentina. En suelo sureño ha experimentado un crecimiento exponencial. “Desde el día “1”, me siento como en casa. Tengo unas compañeras maravillosas y unos entrenadores muy estudiosos que me lo han hecho más fácil. Cada entrenamiento te nutre. Ahora en cuarentena, sumamos muchísimo. No nos restó para nada. Te diría que he crecido un montón”, explica “La Pitbull”, apodo que, dicho sea de paso, le fue puesto por Deyna en una de las tantas concentraciones con la Selección.
“Siempre digo que soy una afortunada. Cada vez que voy a entrenar, la primera imagen que veo es a Maradona. Que tú estés allí, bajo esa estructura, es enriquecedor. Cada entrenamiento, cada charla, te dice que estás en el lugar correcto, en el momento correcto y con las personas correctas. Estoy agradecida con este club”, repasa la mediocampista mientras deshoja el calendario en busca de su nueva meta. A finales de noviembre, se espera que arranque el nuevo torneo de ascenso y Argentinos Jrs. parte como uno de los favoritos.
Brenda Gallardo, que está afinando su puesta a punto en la segunda semana de pretemporada con su nuevo club, sabe que quien espera lo mucho, espera lo poco. Desde los cinco años, está persiguiendo su sueño con la pelota pegada al pie. También sabe de obstáculos. Le ha tocado regatearlos. De dribles puede hablar ahora con más propiedad, pues está pensada para jugar en una posición más adelantada. Ella así lo explica: “Yo soy ‘5’. Es mi posición natural. Pero ahora me tocó cambiar un poco el chip. Cuando llegó a Argentinos Jrs., deciden ponerme por la izquierda porque al profe Franco (Bertera) le gusta mi velocidad y mi desborde. Eso no me desagradó porque me gusta muchísimo el 1vs1. Siempre estás al límite, tienes que pensar rápido. Puedo jugar donde me pidan, eso te hace más completa”.
Volver a su lugar feliz
Esa multifuncionalidad le vendría como anillo al dedo a una Selección en proceso de construcción. También el profesionalismo de Brenda Gallardo, un tema tan mencionado por la italiana Pamela Conti, DT de las criollas. Claro que el sentido de pertenencia es lo último que le faltaría a Gallardo. “Estuve cinco años representando al país y han sido los mejores cinco años de mi vida. Ver tu apellido en la camiseta de la Selección es lo mejor que te puede pasar. Es un premio a tu esfuerzo. Hay que trabajar muchísimo para estar allí. Y es lo que estoy haciendo ahora para poder volver. El buen hijo siempre vuelve a su casa”, augura la mediocampista.
Toda gran recompensa, conlleva sacrificios mayúsculos. Más en un fútbol femenino aún falto de estructura e inversión suficiente. Encontrar continuidad en el balompié argentino y ser llamada de nueva cuenta al combinado patrio es un preciado botín con todo un esfuerzo titánico tras bastidores. La historia de Brenda es la historia de muchas. Debe compaginar un trabajo de 8 horas, con sus asesorías como nutricionista y fitness coach (su otra profesión), además de su ida a los entrenos, donde no se vale dar sino el 100% y hasta más.
“Amo ayudar a las personas a tener un mejor estilo de vida. El sentido de la vida para mí es dejarle algo a los demás. La alimentación es el entrenamiento invisible de toda atleta. Antes de estudiar, no le prestaba atención a ese tema. Si cada futbolista supiera lo importante que es la nutrición y el descanso, le sacarían más provecho a su carrera. Allí radica la diferencia entre ser jugadora profesional y no serlo”, subraya la aragüeña, siempre centrada, en la vida y en la cancha.
Asignatura pendiente
Quizá su apellido no sea el más recordado de todos. Brenda Gallardo pertenece a esa generación intermedia que se quedó sin el debido reconocimiento público, enclavada entre las primeras Mundialistas de la Vinotinto Sub 17 en 2010 y las dos veces Cuartas del Mundo en 2014 y 2016. “Siempre te queda esa espinita de estar a un pasito del Mundial. Es una meta que tenemos las jugadoras de los anteriores procesos. Obviamente, ya se está trabajando para ello con la profe Pamela (Conti)”.
Hablando de Conti, Gallardo no reparó en elogios al nuevo proceso: “Si tú revisas línea por línea el último llamado (módulo de Italia), te encontrarás con grandísimas jugadoras. Cada jugadora tiene competencias internacionales encima y minutos importantes. Creo que se puede hacer un trabajo inmenso y maravilloso con esta Selección. Abrir ciclos nuevos siempre te va a traer ideas nuevas, ideas frescas. Eso es lo que está aportando la profesora Pamela. Era lo que necesitaba la Selección Absoluta. Una persona con la experiencia de ella y con esas ganas de reestructurar el fútbol femenino en nuestro país”.
Un país cada vez más futbolero que comparte con Gallardo su más grande sueño. “Cantar el himno en un Mundial con la Selección. Ya estuve en casi todas las competencias con la Selección, me faltan dos: la Copa América y el Mundial. Jugar con tu país siempre será la mejor bendición. No hay Champions, ni Copa Libertadores que se le compare. Ese es mi sueño más grande. Más que un sueño, es una meta, un objetivo”, remata con el convencimiento que le caracteriza y apuntando al 2023.