Domingo 5 de noviembre. Monagas dependía de sí mismo para meterse en la final del torneo 2021 y así, clasificar a la fase de grupos de la Copa Libertadores. Luchar por un título y los tres millones de dólares que otorga la Conmebol por entrar a disputar un grupo de su máxima competición era un objetivo cercano por el cual se había trabajado durante toda la campaña.
La Guaira, ya eliminado de cualquier posibilidad de título o de Libertadores, era el rival. Daniel Farías decidía darle chance a una camada de chamos para jugar aquel decisivo partido para Monagas. El resultado fue inesperado: 2-0 para la pandilla de chamos de La Guaira. La victoria temprano de Táchira en el clásico ante Estudiantes los dejaba en fase previa.
No olvido nunca dos cosas de aquel día, en el que narré aquel encuentro: La cara de Jhonny Ferreira en el banquillo una vez culminado el encuentro. Mirada perdida, mano en el mentón. Como tratando de encontrar una explicación lógica a aquel varapalo sufrido. Como sacando cuentas de todo lo que se podía haber hecho con la plata que entraba por clasificar a fase de grupos de Libertadores.
Lo otro que es imborrable: encontrarme al dueño del equipo, Nicolás Fernández en el Olímpico una vez concluido el partido. Le dije: “No desistas, Nicolás. Sigue trabajando por Monagas”. Muy tranquilo, sin mostrar algún sentimiento provocado por aquel 2-0 en contra, me dijo que me quedara tranquilo que él iba a seguir. Que había un proyecto muy bonito en Monagas.
Y el proyecto 2022 echó a andar temprano. La confianza es ciega en Jhonny Ferreira, un técnico que tiene en sus venas corriendo la sangre del producto que emana Maturín y sus alrededores. Tras tres golpes duros consecutivos (la mala campaña en la burbuja de 2020, quedarse sin fase de grupos de Libertadores en 2021 y la temprana eliminación ante Everton en la Libertadores 2022), el dueño es fiel al proceso y sigue confiando en el técnico caraqueño para seguir guiando un carro que tanto se preocupa por pelear los puestos de vanguardia como por darle oportunidad a sus chamos.
Así llegó la fecha 8 del torneo y Monagas amanece el lunes como líder del campeonato. Sin mostrar un fútbol que deslumbre como sí lo hizo en 2020 con aquel tridente mortal de ataque Franklin González – Ortíz – Zambrano, el azulgrana es mucho más eficiente. Sin tirar la casa por la ventana en fichajes y con la sorpresiva lesión de su principal incorporación, Anthony Blondell, este Monagas se exhibe con un grupo de futbolistas con experiencia y una muy nutrida pandilla de chamos que desbordan juventud y talento. Es la pandilla de los once.
Los detallo: son once futbolistas los que han jugado con Monagas en 2022 que tienen 20 años o menos. Once, y muchos de ellos, con absoluto protagonismo, como Andrés “Miky” Romero, uno de los goleadores del equipo.
A “Miky”, el más “veterano” de todos, que aunque tiene 19 años ya ha jugado 52 partidos en Primera y anotó su primer triplete en un partido recientemente, se suma David Martínez, la “joya”, que con 16 años ya debutó y marcó un gol. Un atacante que ya está en la órbita de Coloccini en la Selección Sub 20.
Seguimos contando: Juan Mota, defensor de 20 años, José Calzadilla, atacante de 19, Kleyder Barreto, volante ofensivo de 20 años, Arián Moreno, de 19, Oscar Jiménez de 19, Santiago Natera de 16, la incorporación de Joantony Carmona, una joya de 20 años que no encontró lugar en el extranjero y la última explosión de la hornada joven de Monagas: Fernando Basante, una bestia de ataque guayanesa que encontró espacio en Primera en Maturín y marcó el día de su debut. Titularidad, gol, victoria y asalto a la punta de la tabla con Basante de protagonista. Ni soñándolo.
Así viene este Monagas. Con oportunidades para todos. Un equipo más equilibrado que ha venido puliendo sus fallos, sin dejar de darle cancha a los más chamos. Una generación de buenos futbolistas viene abriéndose paso en el Monumental, paso a paso, poco a poco, pero que ya están deslumbrando. Juegan porque son buenos, no porque una norma lo obliga.
Es la pandilla de Jhonny Ferreira. Es el nuevo Monagas.
