Menotti en 2006: “Venezuela tiene que lograr que sus equipos se fortifiquen”

César Luis Menotti falleció este domingo a los 85 años. Seleccionador campeón con Argentina en 1978, en 2006 conversó con Edgardo Broner para Diario PANORAMA sobre su visión camino al Mundial de Alemania, dejando unas palabras valiosísimas sobre el fútbol venezolano.

A continuación, la entrevista de Menotti.

El entrenador campeón de Argentina ‘78 fue compañero de Pelé y lo señala como el mejor de todos. Presiente que los escenarios condicionarán un muy buen Mundial en Alemania. No le gustaría tener que enfrentar a la Venezuela de hoy para decidir una clasificación.

Detrás del humo del cigarrillo, su discurso siempre impacta, rodeando cada mensaje con ejemplos contundentes y analogías que van más allá del deporte. Menotti cambió la historia del fútbol argentino al lograr su primer título mundial y pregona el buen juego desde su paso por los clubes o a través de una pantalla, como lo verá desde Alemania el público mexicano.

—¿Qué le dejó haber visto trabajar a Brasil en México ’70?

—Yo venía de jugar en el Santos y tenía una muy buena relación con Edu, Clodoaldo, Carlos Alberto y Pelé. Jugaban con un solo volante de marca, recuperaban la pelota reduciendo espacios y, cuando la agarraban, era un lujo. Fueron favorecidos también por la altura, porque los europeos pierden la dinámica y ahí se impone la técnica. Era un equipo maravilloso como no hubo en la historia del fútbol. Si uno se pone a pensar que los volantes de contención eran Clodoaldo, Rivelino, Gerson y Pelé, el enlace era Jairzinho y el único punta Tostao, parece un equipo sin recuperación y no era así.

—¿Cómo influyó que ese equipo haya sido campeón?

—Siempre hay un equipo que deja un mensaje que sostiene el buen juego. Cuando parece que todo se va al diablo, siempre aparece un equipo. En este mundo del fútbol, lo único que no se analiza es el éxito. Cuando gana un equipo que juega de una manera, entonces dicen que ésa es la manera. Y hay dos maneras de jugar el fútbol, como en la música, la literatura o cualquier otra actividad. Las cosas se hacen bien o se hacen mal. Cuando se hacen bien estamos más cerca de la belleza. Los brasileños hacían las cosas bien, con un sacrificio bárbaro, pero apareció la belleza porque sabían jugar.

—¿Cómo percibía a Pelé desde adentro de la cancha?

—Para mí fue el más grande de todos los tiempos. No se puede jugar mejor que Pelé.

—¿Qué era lo que más resaltaba de él?

—Todo. Un boxeador tiene que tener técnica, pegada, aguante, tiene que poder ganar con una sola mano. Todo eso lo tenía Sugar Ray Robinson. Pelé era eso, todo, buen pase, buena pegada, buenas dos piernas, cabeceador, potente, rápido, inteligente, valiente, no se puede pedir más.

—¿No existe hoy el talento de los ‘70?

—La Francia campeona del mundo lo tuvo, y el último Brasil también, si uno se pone a pensar que jugaban Ronaldo, Ronaldinho y Rivaldo juntos. En Europa no vemos una selección que tenga el salto de calidad de otras épocas. La Alemania campeona del 74 no era solamente orden, disciplina, esfuerzo. Era Beckenbauer, Overath, había jugadores con una técnica que parecía sudamericana. Holanda del 74 no era solamente pressing, era Cruyff, era Neeskens, Rep, Krol. Siempre aparecen jugadores, ocurre que últimamente los grandes negocios se han ido devorando los tiempos del fútbol.

—¿Qué le parece el caso del Real Madrid?

—Se piensa que un equipo se hace con la chequera. El Madrid tiene un plantel excepcional, pero un equipo de fútbol es como una orquesta. Si el bajo quiere ser violín, el violín quiere ser bajo y el pianista cree que es el mejor, todo se va al diablo. No sirve si el director deja volar a los que tienen talento y a los demás no. En un equipo, como en una obra de teatro, por más pequeño que sea un papel es importantísimo, en la medida en que el que lo interprete haga lo que el director espera. Un equipo se hace así, los tiempos están acelerados. El mundo de los negocios destruye hasta la Copa América, sería como que en la Scala de Milán cantara Julio Iglesias. En la Copa América jugaron los más grandes de la historia. Ahora Paraguay va con la sub-20, Brasil lleva suplentes, el fútbol está impuesto en el mercado como producto al que no le hace falta más que las camisetas históricas. Público de fútbol cada vez hay menos, hay más público del espectáculo. Y eso es peligroso.

—¿Se puede jugar hoy con cuatro hombres adelante, como en el ‘78?

—No se defiende por cantidad, se defiende por calidad. Uno puede poner 20 adentro del área, pero si no saben para qué están, se terminan estorbando. Defender, como atacar, como recuperar, no son problemas de cantidades, sino de inteligencia. Es un juego, dura 90 minutos, es imprevisible. La tarea más importante del entrenador es optimizar las condiciones de cada futbolista, para ponerlo al servicio de una idea colectiva, que busca la eficacia. Hoy hablan de pelota parada, como si en otras épocas no hubiese existido. Desde que yo tengo uso de razón, cada vez que íbamos a tirar una falta, teníamos dos o tres opciones, que sirven para orientación porque el fútbol es impredecible. Se han hecho estudios de repetición de un millón de jugadas y no se encontraron dos iguales. El fútbol, como todos los juegos, es de engaño. El exceso de repeticiones hace perder la naturalidad, el futbolista está todo el tiempo pensado en que, cuando tenga esa acción, tiene que hacer tal cosa, un disparate.

—¿Cuáles fueron las claves para ganarle la final a Holanda?

—El equipo estaba muy bien preparado, con mucha antelación, desde el carácter hasta una idea clara de juego. Tenía mucha convicción, todos los jugadores tenían una técnica exquisita. Era un equipo con contundencia, cualquiera podía hacer un gol.

—¿Qué le faltó a Maradona para estar en ese plantel?

—No le faltaba nada, le sobraba. Lo que pasa es que esto es como la política, podés hacer política o soñar con ser un estadista. Los políticos toman medidas para ganar las próximas elecciones, los estadistas hacen proyectos a diez años. En el fútbol pasa lo mismo, yo no podía hacer política para llevar a Maradona con 17 años. Pensé que el proyecto de Maradona era más largo, que él tenía tiempo de jugar en el ‘79 el Mundial Juvenil, donde fue figura, después teníamos el otro Mundial a los tres años y recién llegó al 86 en plenitud total. Creo que hice lo que correspondía.

—¿Hoy lo llevaría a Messi?

—Sí, va a tener ahora otra experiencia, juega Copas europeas, juega en el Barcelona, llega rodeado de grandes figuras, está criado ahí, en esa competencia. Maradona venía de Argentinos Juniors, un club chiquito, sin exigencia de campeonato. Después fue lo que fue, cosa que todos sabíamos, estábamos en presencia de un fuera de serie.

—¿Qué fútbol espera que se vea en este Mundial?

—Soy optimista, porque los escenarios condicionan mucho al espectáculo, Alemania tiene escenarios futboleros, no es Corea. El Mundial ‘74 y la Eurocopa de Alemania fueron fiestas increíbles con estadios colmados. A los escenarios también los hace la gente. Hay una relación afectiva, si vas a jugar a Brasil querés jugar bien, si vas a Italia querés meter mucho para que te vean. Si venís a la Argentina y lo único que vas a hacer es correr, nadie se va a fijar en vos, tenés que jugar bien al fútbol. Eso se siente como jugador, va a haber una exigencia diferente en este Mundial.

—¿Tiene a Brasil como candidato?

—Candidatos son los de siempre, hasta ahora la hegemonía no se pudo romper nunca, sólo alguno por ser local, caso Francia e Inglaterra. Los Mundiales los ganan Italia, Alemania, Argentina, Brasil y se agrega uno más. Siempre se está esperando que un equipo que rompa la hegemonía. Ahora se piensa en Portugal o en Francia, pero evidentemente los candidatos son ésos.

—¿Y México?

—Está bien México. Ha logrado algo que para mí es fundamental, el reconocimiento del mundo del fútbol. No hay que pensar en ganar un Mundial, hay que pensar en cómo se regresa de un Mundial. Con el orgullo intacto, como regresó México en los últimos Mundiales, o como regresa Holanda, con la satisfacción de haber cumplido con las expectativas de la gente. O se puede volver como Italia, a veces en forma vergonzosa, echándole la culpa a los árbitros, que no le pueden ganar a nadie, llenos de conflictos.

—¿Cómo ha visto a la selección de Venezuela?

—Hubo un crecimiento impresionante, estos jugadores van a quedar en la historia. A nivel sudamericano ha logrado lo que México en un Mundial, es considerado un adversario respetable. Ha ganado en el Centenario, ha hecho muy buenos partidos, juega muy bien al fútbol, tiene buenos jugadores, ha exportado. Es un paso, ahora tiene que lograr que sus equipos se fortifiquen. Si se hace una inversión, que participen de igual a igual en la Libertadores, todo eso le va a dar un crecimiento. El futbolista donde más crece es en la competencia, cuando más juega contra los mejores, más aprende, Están en una etapa muy importante, hay que ver si la utilizan bien o mal, pero yo los vi realmente jugando muy bien, a tal punto que pudieron haber clasificado. ¿Quién iba a soñar eso? Cuando vinieron a Rosario hace treinta años, perdieron por once goles. Se veía que jugaban bien, pero no tenían competencia ni preparación. Antes decías que ojalá te tocara Venezuela, hoy no sé. No me gustaría definir una clasificación contra Venezuela allá. Hoy elegiría a Bolivia, a Chile, hoy no es tan fácil.

Perfil

César Luis Menotti nació en Rosario, Argentina, el 5 de noviembre de 1938.

Fue volante ofensivo de Rosario Central, Racing, Boca y The Generals de Nueva York. En Brasil jugó en el Santos de Pelé y en Juventud de Sao Paulo.

Comenzó su carrera de entrenador en 1970 en el cuerpo técnico de Newell’s Old Boys. En 1973 fue campeón dirigiendo a Huracán, tras lo cual firmó un contrato inédito por cuatro años para dirigir a la selección argentina, el cual fue prorrogado hasta España ‘82. Gano el Mundial ‘78 y el Mundial Juvenil ‘79.

Dirigió al Barcelona coincidiendo con Maradona, obteniendo la Copa del Rey, la de la Liga y la Supercopa. En España también fue entrenador del Atlético de Madrid.

Sus otros equipos en Argentina fueron Boca, Independiente, River y Rosario Central. Fue técnico de Sampdoria en Italia, Peñarol en Uruguay, donde promovió a Varilla González, y de la selección mexicana.