Luego de la hecatombe ante Colombia, del pasado 9 de septiembre, vuelve al ruedo la Vinotinto. “Bocha” Batista se marchó en silencio y se oficializó su salida con un comunicado frío y burocrático. Aún quedan réplicas del temblor, pero el fútbol es una industria donde el balón no deja de rodar. Incluso fue una de las primeras actividades que retornaron en la pandemia. Los rivales son dos polos opuestos: Argentina, la vigente campeona del mundo, y Belice, ubicada en el puesto 181 del ranking FIFA. ¿Quién toma el reto? Oswaldo Vizcarrondo.
Sí, el actual seleccionador nacional sub-20 y a la vez el encargado de comandar a la generación 2008-09 en el Mundial sub-17 de Qatar, en pocas semanas. Lo hará en un rol de interino, mientras la FVF concreta la llegada de un nuevo DT. Posiblemente esté buscando un “extranjero y de jerarquía” como fue en la salida de Peseiro y significó el arribo de Pekerman. Por esa razón estos amistosos se deben tomar con soda. Ni una victoria ante Argentina ni una derrota ante Belice van a cambiar la realidad del fútbol venezolano.
Vizcarrondo tratará de promulgar su idea con el balón como protagonista. En una selección que ha abusado del recurso de Salomón Rondón y su biotipo. El “Gladiador” cada vez está más cerca del “canto del cisne”, por eso la bandera del DT tiene sentido. No es por un tema estético del juego, sino una necesidad. No tenemos jugadores para ir al juego directo siempre. Hay que juntar pases. Contra Argentina será osado y contra Belice la tónica.
Aún con la herida abierta de la pesadilla de Maturín, en un mundo que lo dominan las prisas y se quiere comprender sobre cualquier tema con un video de TikTok, hay que defender la paciencia y la mesura. Las redes sociales se llenarán de conclusiones definitivas, para coronar a Vizcarrondo como Luis XIV de Francia o vilipendiar sus capacidades de entrenar, según el resultado. Pero, como decía Eleazar López Contreras: “Calma y cordura”. Que los excesos nos han llevado a chocar el carro en la primera curva que nos encontramos.
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